La Selección rompió el hielo y abrió las puertas para seducir a los hinchas
La práctica con público es una disposición de la FIFA, pero los jugadores le pusieron ganas. Los trabajos fueron diagramados por Messi, Mascherano y Agüero, como se hace en el rugby.
Las manitos se estiran como elásticas. Sostienen pelotas, camisetas, gorras, hojas en blanco, una entrada. Todos quieren llegar a él. Los que logran alcanzarlo, reciben su devolución: esa firma sellada para siempre será una de sus anécdotas más valiosas. Ese “Leo 10” quedará grabado en sus objetos y, sobre todo, en sus corazones. La Selección de Lionel Messi le abrió las puertas de par en par a Bronnitsy, la ciudad de 22 mil habitantes donde se hospeda durante el Mundial y que está ubicada a casi 60 kilómetros del centro de Moscú. Ante unas 500 personas, entre periodistas, hinchas argentinos y mayoría de rusos, la Argentina saludó al país anfitrión y se presentó en sociedad. ¡Privet Rusia!
Si bien fue por una disposición de la FIFA, que impone a todos los equipos participantes a realizar al menos una vez durante el certamen una práctica con público, los dirigidos por Jorge Sampaoli aceptaron la idea y le pusieron ganas para brindar un show especial a su audiencia selecta. Es una cuestión casi protocolar, pero no deja de ser una ventana al mundo exterior para la Selección.
El máximo ente mundial de la pelota número cinco fue quien repartió los tickets de manera gratuita entre algunos hinchas selectos. Mayormente se trató de habitantes de Bronnitsy, en señal de agradecimiento por acobijar al conjunto celeste y blanco en esta competencia, la más importante de todas. Hubo familias locales y chicos de escuelitas y clubes de la zona. La jornada fue ideal. La lluvia de la mañana desapareció para la hora de la gran cita (las 17.30 de Moscú). Sol y unos 25 grados entregaron el marco ideal para un día no laborable y festivo ya que aquí se está celebrando el denominado Día de Rusia. Una fiesta nacional que tuvo su aporte criollo.
Los ojos de todos eran atraídos con la fuerza de un poderoso imán por la figura de Messi. A él lo aplaudieron cuando apareció en la cancha principal del centro de alto rendimiento para iniciar con un ensayo que fue bastante particular. Los trabajos fueron diagramados por Leo, Javier Mascherano y Sergio Agüero. ¿Cómo? Sí, la Selección tomó como propio algo que se estila en el mundo del rugby: el
llamado “Captain’s Run”, en el que los capitanes del equipo son los encargados de planificar los ejercicios, con la supervisión del cuerpo técnico, claro (ver Se usa en el rugby...).
Así, luego de una entrada en calor con el clásico “loco” y algunas pasadas en velocidad y control del balón, hubo fútbol. Y hubo show. Las pecheras volaron de un lado y del otro. Se armaron dos equipos mezclados con 10 futbolistas por lado y La Pulga con pechera naranja haciendo de comodín que jugaba para el conjunto que tuviera la pelota.
De un lado estuvieron Nahuel Guzmán (luego Wilfredo Caballero), Ga-
briel Mercado, Nicolás Otamendi, Mascherano, Marcos Acuña, Maximiliano Meza, Lucas Biglia, Giovani Lo Celso, Cristian Pavón y Sergio Agüero. Del otro, Franco Armani, Cristian Ansaldi, Federico Fazio, Marcos Rojo, Nicolás Tagliafico, Eduardo Salvio, Enzo Pérez (el reemplazante de Manuel Lanzini participó ayer de su primer entrenamiento), Angel Di María, Paulo Dybala y Gonzalo Higuaín. La joya de la soleada tarde fue un golazo de taco de Pavón a Armani. El Superclásico en Rusia quedó del lado azul y amarillo. Pavón hizo otro más y el Kun descontó para el otro equipo. No estuvo Ever Banega, quien hizo un trabajo aparte debido a una molestia.
Para el final, algunos tiros desde afuera para probar a los arqueros y levantar a los simpatizantes rusos que no se levantaron casi nunca de sus butacas. El calor lo aportaron el grupo de argentinos con los clásicos cantitos. Sin embargo, cuando Leo y sus compañeros se acercaron a firmar autógrafos, los rusos dejaron la formalidad de lado y se contagiaron de la pasión argentina.
Los fanáticos del fútbol en Bronnitsy lo entendieron rápidamente: iba a ser muy difícil que en esa diminuta localidad de poco más de 20 mil habitantes pudiera pasar algo semejante a lo que ocurriría ayer y unos pocos se llevaron la alegría de su vida. Las fotos firmadas las exhibían como si fueran la Copa de Mundo. No es para menos.
La mayoría de los fanáticos argentinos quedaron del lado de afuera, pero no se hicieron mucho problema. En una playita que queda del otro lado del lago Belskoe, improvisaron un picado, con el mate dando vueltas por ahí. La Selección de Messi saludó a Rusia, rompió el hielo y ya calienta el Mundial. ■