Clarín

Señal de la estadístic­a: hay olor a un gol “redondo” de Argentina

Yazalde hizo el 900 y Caniggia el 1.500

- Pablo Calvo pcalvo@clarin.com

Apuesto un paquete de figuritas a que será un jugador de la Selección Argentina el que convierta el gol 2.500 de la historia de los mundiales. ¿Quién se la juega?

Va la informació­n que sustenta el pronóstico: de los 2.379 goles que se hicieron hasta aquí, hay algunos muy curiosos. El gol 900, por ejemplo, fue convertido por el delantero argentino Héctor Chirola Yazalde, en el Mundial de Alemania ‘74.

Yazalde se hizo de abajo. Nació en Villa Fiorito, el mismo barrio que Diego Maradona, y mientras se lucía en el potrero juntó los centavos trabajando como canillita o vendedor de bananas. Por eso el apodo de “Chirola”.

Yazalde logró jugar en el Sporting de Lisboa y se convirtió en el primer argentino en recibir el Botín de Oro en Europa, en una temporada magnífica, que lo llevó a la Selección. Había anotado 46 goles en 30 partidos, una marca que permaneció imbatida 37 años, hasta que Lionel Messi la superó.

A lo guapo, Yazalde marcó ese gol 900 el 23 de junio de 1974, en Munich, durante un partido que Argentina le ganó 4 a 1 a Haití y hoy aparece en los informes estadístic­os de la FIFA como uno de los goles considerad­os “hitos”, aunque más por el redondeo del número que por su factura.

Hay otro gol redondo convertido por uno de los nuestros, el primero de Claudio Paul Caniggia a Nigeria aquel 25 de junio de 1994 en Boston, Estados Unidos, que fue el número 1.500 en la historia de los mundiales.

El gol que quedó en los registros oficiales fue marcado tras un rebote que dio el arquero y fue menos lindo que el que hizo El hijo del viento un rato después, cuando pidió la pelota desesperad­o, al grito de “¡Dieeego!”, “¡Dieeego!”, y la clavó en un ángulo.

En las redes del pasado está también el primer “hat-trick” argentino en un Mundial, que fue conquistad­o por el delantero de Huracán Guillermo Stábile, cuando la Selección derrotó a México 6 a 3, en Montevideo, el 19 de julio de 1930.

Stábile, apodado El Filtrador, fue el primer goleador de la historia de la Copa del Mundo: en sólo cuatro partidos sacudió ocho veces la red.

Hubo que esperar 64 años para que otro compatriot­a convirtier­a tres goles en una tarde, Gabriel Batistuta, en el 4 a 0 de Argentina sobre Grecia. El Bati igualó su propia hazaña cuatro años después, en Francia ‘98, cuando le hizo tricota a Jamaica, en un partido que la Selección ganó por goleada.

Hay aquí una conexión cultural con el presente ruso: una de las can- ciones futboleras más populares que circula hoy por la redes sociales moscovitas sobrevuela ese partido y dice “¡Qué pena, qué doloroso, Argentina y Jamaica, 5 a 0!”. En ruso rima.

Hay un “hat-trick” más, el de Gonzalo Higuaín a Corea del Sur hace ocho años, cuando Argentina se impuso por 4 a 1. El “Pipita” quedó así en la selecta lista de autores de tres goles juntos que integran Pelé, Thomas y Gerd Mueller, Miroslav Klose, Gary Lineker, Karl Rummenigge, Eusebio y Emilio Butragueño, entre otros. Hay un ruso que está en la cúspide de este conteo, Oleg Salenko, que le hizo cinco a Camerún en un partido.

Coordinand­o estas variables y consideran­do el Botín de Oro que ganó Mario Kempes en 1978, con seis goles en total, me da que un argentino será el autor del gol 2.500, en el sexto o el séptimo partido. Pero si es el 2.509 es lo mismo, qué importa. Perderé un paquete de figus, pero se nos va a llevar el alma. ■

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Así fue. Diego abrazo a Caniggia, tras el gol 1500 de los Mundiales.

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