Clarín

Después del dominio de Nadal, vuelve Federer para recuperar el número uno

El español recuperó el liderazgo al ganar en París, pero el suizo puede desbancarl­o si es finalista en Stuttgart.

- Mauricio Codocea mcodocea@clarin.com

El escenario cambia radicalmen­te. De ese color rojizo furioso al verde que comienza lleno de vida para, al cabo de las semanas, ir tiñéndose con un dejo amarillent­o. Roland Garros ya es historia y, con él, se fue la temporada sobre polvo de ladrillo: dos meses a puro golpe con la raqueta en las zapatillas. Ahora hay que adaptarse y será el más apto aquel que sobreviva. En esa selva tenística, se bajó el telón de la función en la que Rafael Nadal es actor principal. Llega el acto en que su némesis dice presente; llega el césped, en el que manda Roger Federer. Aunque el español no querrá ceder el protagonis­mo y, mucho menos, el número 1 del mundo que reconquist­ó en su etapa del año preferida.

De hecho, Nadal viene no sólo de conseguir su undécimo Roland Garros, sino también de cosechar elogios (más elogios) de grandes de todos los tiempos. Como el mítico Rod Laver, que lo definió como “sobrehuman­o” en el polvo de ladrillo y que también ponderó su costado humano. “Estoy orgulloso de haberte conocido en los últimos años y de llamarte mi amigo”, escribió el australian­o en su cuenta de Twitter.

Y su gran rival, con esa caballeros­idad que lo distingue, también elevó al manacorí con sus palabras. “Es increíble. A todos los jugadores del circuito no les queda más que hacerle una reverencia. Sólo caben los superlativ­os”, aseguró Federer al tomarse un momento para reflexiona­r sobre la conquista del español desde Stuttgart, donde retoma la actividad tras ausentarse desde fines de marzo, cuando disputó su último torneo (el Masters 1000 de Miami).

A fines de febrero, tras ganar Rotterdam (antes conquistó el Abierto de Australia), el suizo volvió a trepar a lo más alto del ránking. Sin embargo, un mes más tarde resignó el cetro a manos de Rafa y, aunque volvió a recuperarl­o el 14 de mayo, sólo le duró una semana. Claro, en estos casi 60 días el español se quedó con prácticame­nte todo: ganó Montecarlo, Barcelona, el Masters de Roma y Roland Garros, con un balance de 18 triunfos y sólo 1 derrota (con Dominic Thiem, en los cuartos de final del M1000 de Madrid).

Pero Federer tiene el 1 del mundo al alcance de su raqueta. ¿Qué debe hacer? Al menos, llegar a la final del certamen alemán. Con 8.670 puntos, sólo 100 lo separan de Nadal en el escalafón, por lo que llegar al último partido le reportaría 150 unidades y le permitiría recuperar el trono, ya que el año pasado cayó sorpresiva­mente en la primera ronda y, de ese modo, no tiene puntos por defender en este ATP 250.

“Me gustaría tener algún día otra vez una batalla contra Nadal en Roland Garros, pero de momento el foco es Wimbledon. Para mí, ganar ahí es lo más grande del circuito”, aseguró Roger. El césped de La Catedral es al de Basilea lo que el polvo de París es al de Manacor. Y ahí vuelve él, con las zapatillas blancas y reluciente­s, listo para volver a dominar. El calendario llegó al color que más le gusta. ■

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EFE Imbatible. Nadal recibe en París un presente de la alcaldesa, Anne Hidalgo, tras ganar Roland Garros.
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AFP Distendido. Roger Federer, en una rueda de prensa en Stuttgart.

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