Una negociación que se cayó cuando Macri les puso un límite a los pedidos
Gobierno. Se quiso evitar la huelga, pero el Presidente no aceptó concesiones que colisionaran con el programa oficial.
En el Gobierno ya daban por hecho la convocatoria de la CGT a un paro general pasado el mediodía, antes de que comenzara la reunión de Consejo Directivo. Se habían caído las negociaciones con el límite que puso Mauricio Macri a los pedidos de los sindicalistas: había que intentar frenar la medida de fuerza, aunque sin concesiones que entraran decididamente en conflicto con el programa y el discurso que subyacía y se profundizó con el acuerdo con el FMI. “Preferíamos que no hubiera, pero tendremos otro paro”, dijo a Clarín un alto funcionario con la intención de desdramatizar el escenario, aunque sin disimular el fastidio.
La última medida en estudio, la exención de Ganancias para el aguinaldo, quedó descartada en el contexto de la fuerte reducción del déficit que quedará plasmada en el Presupuesto 2019. “Ya lo discutimos con ellos 17 veces eso, no lo entienden o están buscando el paro”, descartaron mantener la expectativa con una eventual decisión en ese sentido, uno de los cinco puntos pedidos por la CGT. Según el cálculo del Gobierno, hubiera implicado un costo fiscal de más de $ 8.000 millones en el contexto de la fuerte reducción del déficit. “Era para salarios de más de $40.000, las prioridades están en otro lado”, rechazaron cerca de Jorge Triaca.
Macri había ganado tiempo la semana pasada con la firma de un decreto para habilitar una suba del 5% y así llevar la pauta salarial a 20%. Y, como publicó Clarín, preparaba otro para destrabar fondos por la deuda con las obras sociales, unos $ 4.000 millones por tratamientos de alta complejidad. El borrador llegó a Pablo Clusellas -secretario de Legal y Técnica- y circuló entre los funcionarios, a la espera del acuerdo con la CGT.
Dentro de los cinco puntos los gremialistas pedían a su vez “paritarias sin techo”, lo que implicaba una reapertura que el Gobierno ya había descartado, y la suspensión por seis meses de los despidos en el sector público y privado. En el primer caso en la Casa Rosada no estaban dispuestos a ceder y en el segundo podía habilitarse una comisión en el Ministerio de Trabajo para revisar los despidos, pero no un compromiso o un documento formal que “frenaría la crea- ción de puestos de trabajo”, según argumentaron los funcionarios con el mismo discurso del veto de Macri a la ley sancionada en 2016.
“El empleo no cayó y los salarios tampoco, el 5% da una posibilidad de recomponer y después se puede seguir negociando con las cláusulas de revisión. Ellos nos plantean cosas por lo que supuestamente va a pasar dentro de seis meses; bueno, dentro de seis meses lo vemos”, fue la réplica que se escuchó a esas dos exigencias en la tarde gris de la Casa Rosada. El cambio en el cálculo de las indemnizaciones -otro de los reclamos en el documento de la CGT- podía salir del proyecto de blanqueo laboral, aunque la distancia ya era grande en los ítems principales.
Entre las consideraciones para quitarle dramatismo a la medida, los funcionarios indicaron que la fecha del paro dará tiempo para intentar moderar el impacto y mantendrá la división en el sindicalismo, con Hugo Moyano como máximo exponente de los sectores duros con las CTA y referentes del kirchnerismo como Hugo Yasky y Roberto Baradel. “Todavía faltan unos días”, adelantaron que se moverán para retomar las negociaciones. ■