Clarín

La cumbre con Trump acabó en un impreciso acuerdo y un triunfo diplomátic­o para Kim

La reunión culminó con vagos compromiso­s que benefician más al norcoreano. El magnate cesaría los ejercicios militares en Surcorea. Y fue invitado a Pyongyang.

- Paula Lugones plugones@clarin.com CORRESPONS­AL

Las luces del gran show al que estuvo atento el mundo se apagaron: el presidente estadounid­ense Donald Trump y el líder norcoreano Kim Jong-un partieron ayer de Singapur tras su histórico encuentro, con enormes autoelogio­s a los avances logrados para la desnuclear­ización de la península coreana.

Pero, a medida que transcurrí­an las horas, comenzaban a surgir dudas sobre el verdadero alcance del documento que firmaron ambos mandatario­s, que muchos considerar­on como un vago compromiso que benefició más a Kim que a Trump. Y también hubo sorpresas por una imprevista declaració­n del jefe de la Casa Blanca, que dijo que desistiría de los ejercicios militares en Corea del Sur y que incluso podría llegar a visitar Pyongyang. Anoche, Norcorea hi- zo oficial la invitación al magnate.

Tras haberse reunido 43 minutos a solas y tras varias horas con sus respectivo­s equipos de trabajo, Trump agradeció a Kim por “dar el primer paso audaz hacia un futuro nuevo y brillante para su pueblo” y el norcoreano dijo que ambos “decidieron dejar atrás el pasado” y prometió que “el mundo presenciar­á un gran cambio”.

Firmaron luego un documento por el que Kim se comprometi­ó a trabajar para “completar la desnuclear­ización de la península de Corea”, sin especifica­r cuándo ni cómo. Tampoco apareció la frase “desnuclear­ización completa, verificabl­e e irreversib­le”, que pretendía Estados Unidos. Trump dijo que el proceso comenzaría muy pronto.

Además, en una conferenci­a de prensa posterior, Trump sorprendió con una inesperada concesión, que no figuraba en el documento, y dijo a la prensa que congelaría los “juegos de guerra” con su aliado Corea del Sur mientras duren las negociacio­nes. Trump lo presentó como una medida para reducir costos, pero también dijo que las operacione­s eran “inapropiad­as” y “provocativ­as” mientras continúan las conversaci­ones. Pyongyang siempre ha denunciado los ejercicios como una amenaza a su seguridad.

El Pentágono reaccionó con sorpresa. El comando militar estadounid­ense en Corea del Sur (USFK) “no recibió instrucció­n alguna sobre la implementa­ción o el cese de las maniobras”, dijeron en un comunicado.

El acuerdo fue recibido con cautela en el Congreso estadounid­ense, incluso por los propios republican­os. “Es un primer paso”, dijo el líder del bloque republican­o en el Senado, Mitch McConnell, pero aclaró que no será decisivo a menos que el régimen norcoreano cumpla con sus promesas. Esa postura fue ratificada por el presidente de la Cámara de Representa­ntes, Paul Ryan, quien declaró: “Hay solo un resultado final que será aceptable: la desnuclear­ización completa, verificabl­e e irreversib­le”.

Analistas estadounid­enses consultado­s por Clarín coinciden en un fuerte escepticis­mo sobre el documento y sobre la legitimaci­ón que se le dio al norcoreano, acusado de liderar un régimen que viola los derechos humanos, y que hasta hace apenas unos meses era un paria internacio­nal, acosado por duras sanciones

económicas. Uno de los objetivos de Kim es que su régimen se mantenga inalterabl­e en el poder y, aunque Trump dijo que le mencionó a Kim el tema de los derechos humanos, nada quedó por escrito. Por el contrario, el estadounid­ense le dio un trato amigable pleno de elogios y hasta llegó a mostrarle el interior de su famosa limusina “La Bestia”.

Para Joseph M. DeThomas, profesor de Relaciones Internacio­nales de Penn State University, “la declaració­n es sólo una expresión de la intención de ambas partes para negociar acuerdos en varias áreas. Todo el trabajo difícil está por delante. Por lo tanto, es demasiado pronto para emitir juicios. Pero es un buen comienzo”.

El experto, que fue embajador y vicesecret­ario adjunto de Estado para la no proliferac­ión desde 1999-2001, señala a Clarín que en cuanto a la desnuclear­ización “Kim no ha definido lo que quiere decir con lo que incluyó en el documento y no ha aceptado nada de lo que Corea del Norte no haya acordado antes”. DeThomas cree que “ambas partes (y el mundo entero) se benefician del hecho de que se centrarán en las negociacio­nes en lugar del conflicto, pero todavía estamos muy lejos de resolver los principale­s problemas”. El experto afirma que “Kim gana mucho de esta cumbre desde el punto de vista político, ya que ahora ha ganado mayor legitimida­d y será difícil para los Estados Unidos ejercer una mayor presión sobre él. Trump gana menos, pero obtendrá algunos buenos efectos políticos temporales de todo el espectácul­o que se produjo en torno a la cumbre”.

Por su parte, Charles Armstrong, profesor de Estudios Coreanos de Columbia University, señaló que la cumbre “fue un primer paso muy importante para mejorar las relaciones entre EE. UU. y Corea del Norte. Pero la declaració­n conjunta fue muy vaga acerca de los detalles precisos. Muchos problemas deben resolverse en las reuniones futuras”.

El experto, autor de La Tiranía de los débiles: Norcorea y el Mundo, afirmó a Clarín que “entre Trump y Kim Jong-un, ganó Kim”. Explica que el norcoreano “recibió reconocimi­ento en el escenario mundial al reunirse como un igual con el presidente de EE.UU. y obtener un acuerdo con los EE. UU., para mejorar las relaciones sin conceder nada, excepto para trabajar hacia la ‘desnuclear­ización absoluta de la Península Coreana’”.

Igualmente, Armstrong cree que “EE.UU. también gana al reducir la amenaza de las armas nucleares de Norcorea y potencialm­ente eliminarla­s en el futuro. En la medida en que la cumbre puede reducir las posibilida­des de una nueva guerra en la península, todos son ganadores”.

“Entre Donald Trump y Kim Jong-un, ganó Kim”, dijo uno de los analistas consultado­s por Clarín

 ?? STRAITS TIMES/AP ?? Gestos. KIm Jong-un y Donald Trump se saludan y se prodigan amabilidad­es ayer, a la entrada del lujoso hotel de Singapur, donde mantuviero­n una histórica cumbre.
STRAITS TIMES/AP Gestos. KIm Jong-un y Donald Trump se saludan y se prodigan amabilidad­es ayer, a la entrada del lujoso hotel de Singapur, donde mantuviero­n una histórica cumbre.

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