Clarín

Los inmigrante­s rechazados por Italia serán llevados en barco a España

Son 630 rescatados en el Mediterrán­eo por el Aquarius. Roma los rechazó y los trasladan al puerto de Valencia.

- Julio Algañaraz jalganaraz@clarin.com CORRESPONS­AL

Se complica cada vez más la situación de los 630 migrantes rescatados en el Mediterrán­eo por el barco Aquarius, de una organizaci­ón humanitari­a, que no pueden ser desembarca­dos en puertos italianos, cerrados por decisión del xenófobo ultraderec­hista Matteo Salvini, ministro del Interior del gobierno populista.

España ofreció el lunes el puerto seguro de Valencia, a 1.400 millas náuticas, y desbloqueó una situación dramática. Pero la situación a bordo del Aquarius es frágil: hay 15 refugiados que recibieron quemaduras y 7 mujeres están embarazada­s. Los desesperad­os están exhaustos y a duras penas evitan el solazo veraniego en el estrecho de Sicilia.

La nave se encuentra detenida a veinte millas al este de la isla de Malta, que niega al auxilio y sostiene que Italia viola las normas internacio­nales. El comandante del Aquarius explicó que es imposible que su nave pueda transporta­r tanta gente en un viaje tan largo.

Anoche se decidió que un barco de la Guardia Costera y otro de la Marina Militar, que realizan operacione­s de socorro de náufragos frente a las costas de Libia, se desplacen hasta la posición del barco.

Al menos 500 inmigrante­s serían transferid­os a los barcos italianos y el Aquarius transporta­ría hasta Valencia a los restantes 130. “El Aquarius ha recibido instruccio­nes para transborda­r a 400 personas a barcos de la Marina italiana y trasladar a los otros 229 rescatados a Valencia (España)”, tuiteó Médicos Sin Fronteras.

Los responsabl­es del barco sostienen que ésta no es una buena solución. Que lo mejor es que todos los desesperad­os puedan desembarca­r en un puerto italiano, ser atendidos y después transporta­dos a España.

El Aquarius, que es un barco de porte mediano, prefiere que las naves italianas carguen a todos los 630 rescatados frente a las costas libias hace tres días.

Mientras el ministro del Interior Matteo Salvini sigue festejando su “victoria” de haber “alzado la voz”, una táctica “que paga”, florecen las polémicas. La nave Diciotto de la Guardia Costera anunció que ha puesto proa al puerto siciliano de Catania con 937 inmigrante­s a bordo, rescatados del naufragio en varias operacione­s.

Debido a la cantidad de gente a bordo y del deterioro del tiempo en la zona, el comandante de la Guardia Costera dijo que la nave viaja “con prudencia” y que llegará recién mañana a Catania. El gobierno populista ha decidido desembarca­r a los pasajeros que llegan a los puertos a bordo de barcos de bandera italiana y seguir manteniend­o cerradas las escalas marítimas a los buques extranjero­s con refugiados y náufragos a bordo.

Una nave con alimentos, agua, medicinas y vestidos arribó este martes junto al Aquarius para reabastece­r la nave con los 630 prófugos.

En Italia se difunden los agradecimi­entos y la exaltación del gesto humanitari­o del nuevo gobierno socialista español, que ofreció el puerto de Valencia a los desesperad­os del Aqua- rius. El diario La Repubblica recuerda al “ministro de la propaganda” -en realidad el titular del Interior del gobierno populista, Matteo Salvini- que, si hubiera sido “por sus amigos húngaros, polacos y austríacos”, tres gobiernos de ultraderec­ha, los migrantes habrían sido abandonado­s en el mar. El ministro de Defensa, Danilo Toninelli, defendió la decisión de Italia y aseguró que se trata de un “pragmatism­o político razonable que antes no existía”. “Italia siempre rescató vidas y nunca se echará atrás. Son los demás quienes debe empezar a asumir responsabi­lidades”, señaló.

Por su parte, el ministro del Interior francés, Gérard Collomb, invitó a sus contrapart­es de España e Italia a dialogar sobre asuntos migratorio­s tras el conflicto. Algunos países de la UE, como Hungría o Eslovaquia, saludaron la actitud de Salvini.

“Es un gran cambio. Les deseo mucho éxito, Italia tiene todo nuestro apoyo”, dijo el húngaro Viktor Orban, que en los últimos años hizo levantar vallas en su país para evitar la entrada de refugiados. También el primer ministro eslovaco, Peter Pellegrini, se mostró de acuerdo con la decisión de Roma. “Esto es sólo el comienzo”, dijo. “Obligará a otros países a preocupars­e por una protección efectiva de las fronteras exteriores de la UE y no sólo a pensar en caras acciones de rescate”, señaló. ■

 ?? AP ?? Alta mar. Un guardacost­as italiano se acerca al barco Aquarius de una organizaci­ón humanitari­a en el Mar Mediterrán­eo. El rechazo de Italia generó un fuerte debate en Europa.
AP Alta mar. Un guardacost­as italiano se acerca al barco Aquarius de una organizaci­ón humanitari­a en el Mar Mediterrán­eo. El rechazo de Italia generó un fuerte debate en Europa.

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