Clarín

Una reacción moderada para no complicar aún más las cosas

- Sergio Rubín srubin@clarin.com

Tal como ocurrió cuando el presidente Mauricio Macri anunció en febrero que desbloqueb­a el tratamient­o en el Congreso de la despenaliz­ación del aborto, la Iglesia reaccionó con moderación ante la media sanción del proyecto en Diputados, consciente de que abrazarse a una posición muy dura sólo complicarí­a más las cosas. Porque resta la batalla final en el Senado. De hecho, en el comunicado difundido tras la votación, los obispos considerar­on que la cámara alta “puede ser el lugar donde se elaboren proyectos alternativ­os que puedan responder a las situacione­s conflictiv­as, reconocien­do el valor de toda vida y el valor de la conciencia”.

Con todo, la Iglesia no se hace muchas ilusiones de lo que pueda pasar en el Senado, pese a los sondeos que arrojan proporcion­almente muchas más posiciones en contra que en Diputados. Lo dijo el obispo Alberto Bochatey, delegado del Episcopado ante el Congreso. “También parecía que los diputados lo iban a rechazar y sin embargo eso no ocurrió”, declaró. Para Bochetey, el problema no son las conviccion­es de los legislador­es, sino la endeblez de esas conviccion­es: “Es lamentable dijo que un tema tan delicado quede a merced de la negociació­n política”.

Para Bochatey no hay dudas: hubo presiones de última hora no sólo sobre diputados que estaban indecisos, sino sobre otros que estaban en contra de la despenaliz­ación. Fue una referencia implícita a que en el tramo final del debate, ya en plenaa madrugada cambiaron su votos dos peronistas de La Pampa, un radical de San Luis y uno del PRO de Tierra del Fuego que, curiosamen­te, se había sacado una foto con otros legislador­es y funcionari­os de Cambiemos que se oponen. Bochetey dijo que a su juicio influyeron en la modificaci­ón de postura “la ideología o determinad­os intereses” que no especificó.

Ahora viene para la Iglesia el desafío del Senado y no está claro qué “proyectos alternativ­os” imagina. Los obispos dicen en el comunicado: “Tenemos la oportunida­d de buscar soluciones nuevas y creativas para que ninguna mujer tenga que acudir a un aborto”. ¿Trabajar en la prevención? ¿Mejorar la educación sexual? ¿Promover el uso de anticoncep­tivos? ¿Acompañar a la mujer embarazada en situación de vulnerabil­idad? ¿Facilitar la adopción?

¿O acaso sería más audaz y, pese a que dice que no hay ninguna mujer presa por hacerse un aborto, aliviarle o suprimirle a la embarazada la pena? O sea, una cierta despenaliz­ación, pero no la legalizaci­ón. Las próximas semanas traerán la respuesta.

Lo cierto es que Macri, al desbloquea­r el debate del aborto y avanzar el protecto, sumó un tema más de fricción con la Iglesia y el propio Papa en momentos en que crece en el país la conflictiv­idad social ante la cual el clero puede ser muy contenedor.

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