Giro en Europa: el Banco Central aumentará las tasas
Es porque la economía europea y global empiezan a mostrar signos de debilidad y agotamiento.
Los chorros de dinero que apuntalaron la economía de la Eurozona desde marzo de 2015 acabarán a final de año. El Banco Central Europeo anunció ayer que en septiembre reducirá sus compras de deuda y activos financieros de los 19 países de la zona euro de los 30.000 millones de euros mensuales actuales a 15.000 millones. En diciembre cerrará el programa y entre la primavera y el verano del próximo año empezará a subir las tasas de interés del bloque, que llevan años en 0,0%.
La economía europea y global empieza a mostrar signos de flaqueza. El proteccionismo comercial empieza a afectar a Europa, el crecimiento del PBI de la Eurozona pierde fuerza (el BCE redujo su previsión de un 2,4% a un 2,1%) y vuelve a haber riesgos políticos en el sur de Europa, principalmente en Italia.
A pesar de esos movimientos negativos y de que la inflación de la Eurozona sigue sin alcanzar el objetivo del 2 por ciento anual que marcan las normas que rigen al propio BCE, su presidente Mario Draghi puso ayer fecha de caducidad a su programa más exitoso, sabedor de que el chorro del dinero no es eterno y de que son cada vez más las voces en las economías del norte de Europa que recelan del programa expansivo de compras de deuda.
El comunicado emitido por el BCE asegura: “El Consejo de Gobierno seguirá realizando compras netas de activos al ritmo de 30.000 millones al mes hasta el fin de septiembre de 2018”. Y añade que “tras esa fecha, y sujeto a los datos que confirmen la previsión del BCE sobre inflación a medio plazo, el ritmo mensual de compras netas se reducirá a 15.000 millones de euros hasta diciembre de 2018, y entonces las compras netas terminarán”.
La primera señal clara del movimiento de ayer la había adelantado la semana pasada el economista jefe del BCE, Peter Praet, y Draghi lo confirmó ayer. El italiano empieza cancelar el programa de compra de deuda en un momento delicado para la Eurozona y cuando la inflación sube mínimamente sólo por el aumento de los precios del petróleo, porque la subyacente (la que no tiene en cuenta los precios energéticos) sigue estancada en el 1%, la mitad del objetivo del BCE. La inflación del bloque está en el 1,9% pero los precios de la energía subieron un 6,1% en lo que va de año.
Desde que se puso en marcha el programa de compra de deuda en marzo de 2015, que sirvió para anestesiar el riesgo-país del sur de Europa, el BCE ha comprado deuda por valor de 2,5 billones de euros. Arrancó con 80.000 millones de euros mensuales en un programa de un año y medio que tuvo que ir alargando en el tiempo aunque fue reduciendo su montante hasta los actuales 30.000 millones de euros al mes.
El BCE vigilará a partir de ahora que la cancelación dentro de seis meses de ese programa no afecte al crecimiento económico de la Eurozona. En el primer trimestre de este año, el PBI de los países del euro creció un 0,4%, tres décimas por debajo del 0,7% con el que había cerrado 2017.
La cancelación del programa también servirá al BCE para recuperar margen de maniobra a partir de 2019 en previsión de un mayor frenazo de las economías del bloque y de posibles accidentes políticos. El nuevo gobierno italiano promete medidas económicas que dispararían el gasto y reducirían los ingresos cuando Italia tiene una deuda pública del 132% del PBI. La propia Italia podría ser el país más perjudicado de la cancelación del programa si su gobierno sigue dando señales de inquietud a los mercados financieros. El riesgo-país italiano ronda en los 300 puntos. ■