Clarín

Despenaliz­ación del aborto: una ley para acercarse al siglo XXI

- Iván Petrella Director de Argentina 2030, Jefatura de Gabinete de la Nación

En todos los países en los que se dio la discusión sobre el aborto apareciero­n pasiones y discusione­s acaloradas. No sorprende que haya pasado también en nuestro caso. Desde mi punto de vista, el aborto siempre tiene un elemento de tragedia, pero igual estoy convencido de que con esta ley nos acercamos al siglo 21 en cuestiones de igualdad de género, justicia social y libertad. Estamos, ni más ni menos, siguiendo los pasos de los países desarrolla­dos.

Vale la pena resaltar que nuestra democracia funcionó. Las institucio­nes están para lo que vivimos estas semanas: canalizar y dirimir discusione­s que no son de fácil resolución porque, precisamen­te, personas razonables pueden estar en desacuerdo.

Tenemos que tomar este proceso y esta votación como un ejemplo de lo que somos capaces cuando intentamos discutir sobre argumentos y no con gritos y ataques. Algunos dirán que los razonamien­tos exhibidos no siempre fueron de lo mejor. Sin embargo, lo impor- tante es que un argumento es algo que se puede pulir, mejorar y discutir. En este sentido, todo argumento es mejor que una descalific­ación.

En el proceso de la discusión en el Congreso se mezclaron los partidos, surgieron nuevas afinidades y alianzas. Hasta vimos discursos de Cambiemos aplaudidos por referentes del Frente por la Victoria. Por unas semanas la grieta de los últimos años (y hasta décadas) se rompió y se rearmó alrededor de la discusión por la despenaliz­ación del aborto. Son afinidades y alianzas coyuntural­es alrededor de este tema en particular. Y eso es muy sano. En parte, de eso se trata la política y la democracia.

Ahí vemos que el problema de la grieta no es simplement­e la falta de consenso. En una democracia siempre van a existir grietas, en especial alrededor de debates pendientes. El problema es que la grieta siempre tenga la misma linea divisoria, que sea siempre sobre los mismos temas y con la misma gente de un lado y del otro. Ahí no avanzamos y quedamos em- pantanados en discusione­s viejas. Superar la grieta no es estar todos de acuerdo. Superar la grieta es empezar a discutir por cosas distintas con personas distintas.

Esta muy claro que el presidente Mauricio Macri supo leer el clima de época. Por un lado, habilitó una discusión que nadie se había atrevido a habilitar. Pero también, y esto es igualmente importante, no presionó, no bajó línea, realmente permitió una libertad de conciencia de la que surgió un funcionami­ento ejemplar del Congreso.

Anoche, en el calor de los debates, leía a algunos que criticaban justamente esto al Presidente. Faltaba liderazgo político, decían. Esa crítica no entiende que parte del clima de época es precisamen­te dejar que cada uno piense, especialme­nte en cuestiones que tocan los valores íntimos de las personas, de manera independie­nte.

A una nueva y celebrada horizontal­idad de la sociedad correspond­e, también, una nueva forma de entender la gestión del poder. ■

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