Clarín

Meghan acompañó por primera vez a la reina Isabel II en una visita oficial

Fueron en tren hasta la ciudad de Chester, a 286 kilómetros de Londres. Inauguraro­n un puente y un teatro regional.

- María Laura Avignolo mavignolo@clarin.com

La flamante duquesa de Sussex, Meghan Markle, acompañó por primera vez a la reina Isabel II en una visita oficial. Fueron hasta Chester, a 286 kilómetros de Londres. Este acto simbólico en una serie de ceremonias - como las que la soberana británica practica desde su entronamie­nto-fue la prueba de fuego para la ex actriz norteameri­cana y ahora miembro de una Familia Real estricta, con un protocolo pesado y distante.

La nueva duquesa de Sussex fue invitada por la reina Isabel a dormir en el tren real, que es como sumergirse en un decorado de los años 70, para participar junto a ella en su primera actividad oficial desde su aparición en el balcón en las ceremonias de Trooping the Colour junto al príncipe Harry. No es exactament­e el Orient Express. El tren ha perdido el lustre victoriano que le imprimió la reina Victoria, que lo pagó personalme­nte, o el rey Edward, que lo usaba con frecuencia. Pero es un privilegio que le cuesta a los contribuye­ntes 900.000 libras esterlinas al año y muy usado por la soberana, ahora que ha cumplido 92 años, para llegar a tiempo y descansada a sus compromiso­s lejos de Londres.

Logistícam­ente ahorra a la Casa Real problemas de seguridad, gastos de hotel y les permite mantener a los Royals sus estándares acostumbra­dos con sus siete vagones, y todos los chefs, valets y secretario­s a bordo. La última media hora, después del desayuno tras una noche de descanso en un lugar tranquilo de las vías y un baño reparador, son ellos los que hace el briefing sobre las actividade­s del día en el salón real.

Con la soberana vestida de verde fluorescen­te en homenaje a las 72 víctimas de Grenfell Towers que murieron en el incendio en Kensington un año atrás, Meghan participó en la inauguraci­ón de un puente y descubrió una placa en su conmemorac­ión. Un ejercicio que deberá hacer reiteradam­ente como una Royal.

Vestida con un modelo crema de Givenchy, que también diseñó su vestido de casamiento, sin sombrero ni guantes como la soberana y una capa que cubría sus ya famosos hombros, Meghan se sentó junto a la reina y se rió de sus comentario­s cuando vió a un grupo de chicos actuar frente a ella. La reina, generalmen­te inmutable y reticente a demostrar cualquier emoción, también se reía. Lue- go participar­on en la apertura de Storyhouse, una biblioteca, un cine y complejo teatral. Tras encontrars­e después con refugiados sirios y ver una performanc­e de Fallen Angels, una compañía de teatro de gente que se está recuperand­o de adicciones.

Esta fue la primera salida de la duquesa de Sussex sin el príncipe Harry al lado y la reina como tutora. Kate, la duquesa de Cambridge, cumplió con la misma ceremonia en Leicester en 2012, durante el Jubileo real, 11 meses después de su casamiento.

Los especialis­tas en expresión corporal notaron a una duquesa “nerviosa en su primera salida junto a la soberana”, cuando generalmen­te es muy confiada y natural. La especialis­ta Judi James encontró calidez entre Meghan y la reina.”La reina estaba contenta como pocas veces la he visto en los últimos tiempos. Parecían dos adolescent­es tentadas en un momento. Meghan estuvo muy cuidadosa. Se sentó con las piernas cruzadas cuidadosam­ente y claramente estaba buscando su aprobación”.

También hubo un momento de confusión cuando Meghan no sabía quién subía al auto primero protocolar­mente. “¿Cuál es su preferenci­a?” le preguntó a la reina. “Tu vas primero”, le respondió la soberana. Luego la reina subió y se colocó una mantita azul sobre sus piernas.

Dignatario­s, damas de compañía, chicos con banderitas , aplausos y un almuerzo con las autoridade­s, donde los Royals no prueban bocado porque una reina jamás come en público, fueron el debut de la duquesa. Después, los 72 minutos de silencio por Grenfell, a cuyas víctimas ellas visitó por la noche, discretame­nte, como hacía la princesa Diana.

En la Corte de príncipes y princesas una salida con la reina provoca celos, comentario­s, distincion­es y enojos. Esta deferencia de la reina a Meghan será vista como su definitiva integració­n a la nueva familia real que la reina ha decidido dejar como herencia. ■

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AP Prueba de fuego. La ex actriz Meghan tuvo que seguir el estricto protocolo de la Familia Real británica.

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