Clarín

Nadal, también el mejor de todos

- Mariano Ryan mryan@clarin.com

Por estos días se viralizó una foto de un Nadal de 63 años -algunas pocas arrugas, curiosamen­te con bastante cabello pese a la incipiente calvicie del presente y remera y vincha azules similares a las que usó en París hasta el domingo- y la leyenda “Ra- fael Nadal gana en forma consecutiv­a su título n° 42 de Roland Garros 2049”. Se trata de una broma, por supuesto. Pero es también un homenaje (otro más) a un verdadero fenómeno del tenis de todos los tiempos que acaba de conseguir su 11° título en el torneo más importante de polvo de ladrillo. Si los argentinos entronizar­on como ídolos a Guillermo Vilas y Gastón Gaudio (cada uno en su justa y diferente medida) por, entre otros logros, haber levantado una vez la copa de los Mosquetero­s, ¿que les queda a los españoles, que vieron al mallorquín tener en sus manos ese codiciado trofeo en ¡¡¡11 ocasiones!!!? Una verdadera locura. Una monstruosi­dad. Uno de los grandes hitos del deporte de ayer, de hoy y de siempre.

Hace ya bastante tiempo que Nadal le quitó a Bjorn Borg el título honorífico de mejor tenista de canchas lentas de la historia. Los números ya son conocidos y volvieron a repetirse hasta el hartazgo en los últimos días, pero van un par de datos que elevan la categoría del número 1 del mundo a niveles estratosfé­ricos.

• Apenas perdió dos partidos (no se cuenta su no presentaci­ón ante su compatriot­a Marcel Granollers en 2016) desde su debut en 2005 cuando le ganó al alemán Lars Burgsmulle­r con apenas 18 años. Como contrapart­ida, logró 86 victorias.

• En su camino a las 11 coronas cedió apenas 18 sets. Es más, en tres oportunida­des ganó el título sin perder siquiera uno (2008, 2010 y 2017).

• En siete de esas consagraci­ones superó a jugadores mejor ubicados que él en el ranking mundial. Derrotó a Roger Federer (cuatro veces) y a Novak Djokovic (dos) cuando eran 1 del ranking y a Stan Wawrinka en la final de 2017 cuando el suizo estaba tercero, un puesto delante suyo.

Ya empezó la temporada de césped en la que un Federer bien descansado intentará lucir su mejor adaptación a esa superficie. Pero Nadal estará ahí, esperando agazapado al mejor de todos. El ya sabe lo que es ganar Wimbledon, por ejemplo: lo hizo dos veces. Pero desde 2011 no llega a la final en el All England... Y el suizo sabe que no hay peor adversario que un Nadal con hambre y con sed de revancha. Por eso deberá cuidarse de ello. ■

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