Bajando desde Jujuy a todo el país
Pura lana de llama y oveja
Se trata de una empresa social jujeña de casi 100 años de historia. Fue recuperada por un grupo de emprendedores argentinos que armaron equipo con las comunidades andinas para impulsar desde ahí el desarrollo de la Puna argentina; más allá de que sus productos se consiguen en Capital Federal y otras ciudades del país
(www.warmi.org). Su herramienta de trabajo número uno es la producción sustentable de recursos camélidos y ovinos de la región (lana de llama y de oveja). Tejidos en los que intervienen las manos y el amor de quienes conocen su materia prima y que imprimen su sabiduría en toda la cadena de valor de la fibra, que comienza con un pequeño productor. Hay más de 2000 familias de pe- queños productores, de más de 60 comunidades, que están detrás de la cría y cuidado de los animales, la esquila, la clasificación y el acopio. Una vez acopiada la fibra, se traslada a los talleres para comenzar el proceso de acondicionamiento, lavado, hilado, tejido y confección, en los que también participan expertos que trabajan sobre las dos líneas de producto Premium: Decoración e Indumentaria. Otro de los pilares de la marca es el comercio justo, como toda empresa sustentable, un concepto central a contramano del camino recorrido por las marcas tradicionales. Este tipo de emprendimientos pone de manifiesto sus diferencias con la práctica de la moda descartable, el hábito casi depor- tivo de comprar y descartar, comprar y descartar. Por su nobleza y calidad, estas prendas son muy personales y están hechas para durar toda la vida. Y porque el productor interviene en la economía de la empresa de manera directa, evitando la intermediación y teniendo un peso especifico en la decisión del precio de la lana, por ejemplo. Se destacan los cubrecamas, pie de camas, pashminas, mantas, bufandas, entre otros ítems que hacen lo cotidiano una experiencia más suave.