El poncho se puso fashion
Si lo viera el Martín Fierro...
La marca nació con el objetivo de reconfigurar la estética histórica nacional que viene de los paisajes pampeanos a través del gaucho y que llega a la ciudad para cruzarse con el compadrito. Una mezcla tan heterogénea como argenta, que inauguró su vidriera en el exclusivo Club Arroyo (Arroyo
961), con su reversión particular de ponchos y capas que vuelven del pasado, sin perder su carácter de clásicos eternos. Desarrollados en lana Merino orgánica patagónica, la marca utiliza las lanas Koshkil, una empresa argentina centenaria que realiza en Santa Cruz desde la cría de la oveja hasta el paño con el que se desarrollan las prendas de Zorzal. Para el diseño, toman la moldería clásica de, por ejemplo, la ruana y la versionan a través del trabajo de sastres de oficio. El resultado es una prenda con la jerarquía que aporta la sastrería, pero con el espíritu del confort y la personalidad del poncho. Todo, claro, con un diseño realmente autóctono y fashion a la vez. Las prendas de Zorzal no tienen género, están pensadas tanto para hombre como para mujer; casi no tienen talle y todas llevan en su espíritu la idea del disfrute. Así, ponchos, batas de seda, capas, pashminas, pijamas, son prendas que combinan tejidos orgánicos que inclu- yen, además de su lana, lino y cuero de oveja de primera selección. Basta con tener una sola ruana para apreciar el Escudo Nacional Argentino bordado en hilos dorados en el interior, reservado sólo para quien lo porta. Surge aquí un nuevo discurso, porque la prenda pide actitud, porque en ella no sólo predomina la nobleza de los materiales y el trabajo a mano: en definitiva, será el cuerpo del hombre que lo lleva quién termina dándole la forma final a la prenda.