Homenaje a Ides Kihlen, la pintora de cien años que nunca dejó de crear
Empezó de chica y recién expuso a los 83. La distinguieron como Personalidad de la Cultura porteña.
Todo en la vida de Ides Kihlen es extraordinario. Aún lo que le ocurrió recientemente: la Legislatura porteña la declaró Personalidad Destacada de la Cultura de Buenos Aires. A ella, que está a punto de cumplir los 101 años. Y es casi como si no le hubiera pasado el tiempo, sigue trabajando y creando incansablemente. Pinta todos los días, desde que tiene memoria. “Mi obra se inició cuando comencé a conocer el mundo”, confesó alguna vez.
El año pasado el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires realizó una gran muestra que recorrió su trabajo. Ides lo sacó a la luz recién cuando tenía 83 años. Lo hizo casi de casualidad: un galerista fue a su casa para tasar un cuadro de Fernando Fader, que ella quería vender. Cuando el galerista vio el trabajo de la artista desperdigado por todas partes, en el piso, sobre las mesas, en plena producción, y en medio de un hermoso caos, la convenció para que expusiera. Así fue que su primera exhibición fue a lo grande, en la feria ArteBA.
A partir de ese momento, expuso en las principales ciudades argentinas y en España, los Estados
Unidos, Brasil, Italia y Australia, entre otros países. Y en un par de meses saldrá a la venta un nuevo libro que repasa su historia y su trabajo.
Peces y números cinco hilvanan sus trabajos. El número porque lo sueña con frecuencia y los peces, porque están asociados al elemento agua y al origen. Y recurre a los materiales más diversos para plasmar su arte: acrílico, crayón, lápiz, óleo, telas, papeles, hilos y hasta lentejuelas. Dibuja también arlequines y elementos como banderines y formas geométricas atravesadas por líneas irregulares, por manchas.
Ides nació en Santa Fe el 10 de julio de 1917. Vivió su infancia entre la ciudad de Puerto Bermejo, en el Chaco, y Buenos Aires. Si bien tuvo una importante formación como artista -estudió en la Escuela de Artes Decorativas y se perfeccionó con Juan Batlle Planas, André Lhote, Kenneth Kemble y Emilio Pettoruti-, su primera exposición fue en el año 2000, con 83, en ArteBA.
Su hija Ingrid González Monteagudo le cuenta a Clarín que lo único que siempre le interesó a su mamá es pintar y tocar el piano, de manera permanente y sistemática, todos los días. “Continúa haciéndolo. Desde que tengo uso de razón, la veo hacer lo mismo. Nunca nos había permitido que mostráramos sus cuadros. Hasta que ya no le quedó otra y la fuerza que tuvo aquella exposición en ArteBA no le dejó mas alternativa”. Ingrid es galerista y viajó muchísimo, primero con su madre y luego para llevar los cuadros de ella a muestras internacionales. En breve, vuelve a Australia por tercera vez.
La distinción de Personalidad Destacada de la Cultura le fue entregada en la Legislatura porteña, por el diputado Claudio Cingolani (Vamos Juntos), quien subrayó la pasión de Ides por seguir pintando.
Ides siempre trabajó en el suelo, recostada, y jamás usó caballetes. No por un afán snob, sino simplemente porque se sentía cómoda así. Ahora lo hace arrodillada, junto a una mesa ratona, en medio del caos de óleos, acuarelas, papeles y colores que son su alimento creativo. ■