Tras 30 años, Grecia y Macedonia ponen fin a su pelea por un nombre
Macedonia se llama una región griega. Ese apelativo lo reclamaba un país vecino. Hay de por medio siglos de historia y recelos mutuos. Al final hubo acuerdo.
Durante años, había un país que se conocía internacionalmente con el horrible acrónimo de FYROM. Era un apelativo del cual renegaba y que debía utilizar por fuerza ya que su vecino rehusaba aceptar que usara la denominación que prefería emplear. Ayer, luego de casi treinta años, las disputas finalmente dieron lugar a un acuerdo y nació una entidad: República Macedonia del Norte.
Los Balcanes generan tanta historia que llegaron a provocar la disputa por el nombre de un país. El conflicto empieza a principios de los ‘90 tras la ruptura de aquel Estado llamado Yugoslavia. De aquellas guerras que provocaron cientos de miles de muertos y matanzas no vistas en Europa des- de la Segunda Guerra Mundial surgieron, tras años de fuego y odio, varios nuevos países.
Uno de ellos fue la pequeña Macedonia, conocida internacionalmente como Antigua República Yugoslava de Macedonia (FYROM, según su acrónimo en inglés). Un país al sur de la antigua Yugoslavia y fronterizo con Albania, Bulgaria, Serbia y Kosovo. Y con una Grecia que tenía una región que llamaba Macedonia, a la que consideraba parte de la cuna de su civilización y que no aceptó que aquel nuevo país tomara el nombre de Macedonia.
Lo que parecía una disputa de vecinos iracundos y nacionalismos irredentos se enquistó durante casi tres décadas. Grecia aceptó aquel barbarismo, pero Macedonia siempre renegó de su nombre internacionalmente reconocido. No parecía muy serio ir por el mundo llamándose FYROM.
Atenas marcó durante tres décadas la política internacional de FYROM, vetando su ingreso en la OTAN y bloqueando que avanzaran sus negociaciones de adhesión con la Unión Europea. El problema: el nombre. Grecia consideraba hasta ahora que no podía aceptar que un país vecino usara el nombre de Macedonia, el mismo que su región norteña.
Veintisiete años después del inicio de la disputa, los astros políticos de la legendaria tierra donde nació Alejandro Magno se alinearon de forma tal que tanto en Atenas como en Skopje (capital de FYROM) se sientan en el poder dos hombres, el griego Alexis Tsipras y el macedonio Zoran Zaev, que supieron negociar y ceder. Seis meses después, ayer, nació una criatura llamada “República Mace- donia del Norte”.
El acuerdo se firmó ayer domingo en Psarades, una localidad que hace frontera entre Grecia y, así lo escribiremos a partir de ahora: la República Macedonia del Norte. Representantes de la Unión Europea y de Naciones Unidas asistieron como testigos a la rúbrica de un texto que debe abrir las puertas de la OTAN a la República Macedonia del Norte y que le permitirá acelerar sus negociaciones de adhesión a la Unión Europea.
Tanto Tsipras como Zaev se enfrentaron a duras críticas en sus paí- ses. El griego tuvo que pasar incluso una moción de confianza parlamentaria que podría haber llegado a derribar su gobierno. Ni el nacionalismo heleno ni el macedonio aceptan el acuerdo, pero no tienen fuerza parlamentaria para rechazarlo. Los ultraderechistas griegos tildaron a Tsipras de “traidor” y pidieron al Ejército que diera un golpe de Estado para tumbar al primer ministro y evitar el pacto. El diputado ultra que pidió la intervención militar está ahora acusado de “traición” por alentar el golpe castrense y se enfrenta a una pena de prisión de hasta 15 años.
Los nacionalistas griegos intentaron tomar las calles este fin de semana pero su convocatoria de manifestación se desinfló como un flan cuando sólo consiguieron reunir a unos pocos centenares de manifestantes, la mayoría militantes de la formación ultraderechista Aurora Dorada.
En la recién bautizada como República Macedonia del Norte, el presidente Gjorge Ivanov anunció que usaría su poder de veto para bloquear un acuerdo que considera una “capitulación”, pero su veto puede ser levantado por vía parlamentaria, por lo que su amenaza apenas serviría para retrasar la ratificación del acuerdo. Cuando la República Macedonia del Norte lleve a cabo la aprobación parlamentaria –que incluye una revisión constitucional-, será el turno del Parlamento griego, donde Tsipras tiene la mayoría suficiente para sacar adelante un pacto que se hizo esperar casi tres décadas. ■
El nuevo país se llama República Macedonia del Norte y los ultras de ambos lados se oponen.