Un emotivo policial italiano Crítica
El miércoles llega a la Argentina esta atrapante serie que vincula la mafia con la política. En el medio, un comisario que decide volver a su pueblo natal para resolver un caso más personal que profesional. De fondo, la belleza de Sicilia.
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El comisario Maltese
Drama policial Protagonista: Kim Rossi Stuart Guionistas: Leonardo Fasoli y Maddalena Ravagli Emisión: miércoles a las 22, Europa Europa Si hubiera un TEG de series, Italia ya tendría un buen ejército atacante para darle batalla al que sea. A las históricas y a las más nuevas -como Suburra y Gomorra- se les suma una joyita de base policial, pero de entramado emocional: El comisario Maltese, que el miércoles a las 22 estrenará Europa Europa (además estará en Flow). Como en la mayoría de las ficciones italianas, aquí también está la mafia como tema disparador, pero tratada de un modo corrido al convencional. Está el hombre, con su estructura de valores, su pasado y su necesidad de hacer justicia con su gente, por encima de la avanzada siciliana.
Escrita por dos de los adaptadores de Gomorra (de las mejores series de su país), Leonardo Fasoli y Maddalena Ravagli, El comisario Maltese (originalmente, Maltese, il romanzo del commissario) cuenta la vida personal y profesional de un policía que trabaja en la sección de Narcóticos de Roma. Allí decidió llevar sus días, lejos de su ciudad natal y lejos de su hija de 6 años, a quien su madre se llevó a vivir a los Estados Unidos. Todo indica que Darío Maltese (Kim Rossi Stuart) pudo encontrar en su sole- dad una buena compañía.
Un día, un hecho que bien podría presentarse como policial, pero para él es claramente personal, derrumba su armónico castillo y lo lleva a reinventarse. No en cualquier lugar: sino en las calles que lo vieron nacer y de las que él había decidido huir.
Ambientada a mediados de los ‘70, la serie arranca el día en que el comisario vuelve a Trapani, ciudad en el oeste de Sicilia, para estar en el casamiento de su amigo de la infancia, Gianni Peralta, que también es poli- cía. Luego de un almuerzo familiar y de un “hasta luego”, Maltese ve cómo unos sicarios matan a Peralta y a su novia en medio del camino, en la previa a la boda. En una impactante escena típica de las venganzas mafiosas, el amigo se impone al comisario. Pero no es que Maltese se disocia, sino que se potencia.
A partir de esa tragedia decide renunciar a su cargo en Roma y pide el traslado a Trapani para ocupar el lugar de Peralta y, desde ahí, iniciar la investigación de su asesinato. Claro que no fue tan fácil para él inclinarse por el nuevo destino: vivir en Trapani lo obliga a enfrentarse a los fantasmas de un pasado que creía controlados. Pero la lealtad es más fuerte y se hace cargo de todo lo oscuro que la memoria le trae a estos días.
Uno de los puntos fuertes de la serie es la gran composición de Kim Rossi Stuart, quien curiosamente fue protagonista de la película sobre la mafia Romanzo criminale (2005). De Darío se sabe que es riguroso, incorruptible y comprometido con su ta- rea, pero a medida que van corriendo los 8 capítulos (de entre 80 y 90 minutos) se descubren su emocionalidad, el hermoso vínculo con su hija, su capacidad afectiva, sus miedos, su necesidad de revisar el pasado para poder enfrentar lo que se viene.
Y como si no alcanzara con una buena historia, El comisario Maltese ofrece como yapa la belleza de la costa siciliana, con escenarios naturales bien aprovechados. No son postales turísticas, son lugares que tienen un por qué en el relato. ■