Clarín

La cruzada para salvar una sala

Mañana, artistas y vecinos harán un abrazo simbólico para evitar el cierre del local de Balvanera.

- Sandra Commisso scommisso@clarin.com

Es una época difícil para la superviven­cia de espacios culturales independie­ntes. En ese contexto, el teatro Luisa Vehil, en el barrio de Balvanera (Hipólito Yrigoyen 3131), sufre en carne propia esta situación: está a punto de ser desalojado y cerrar sus puertas.

Con 30 años de trayectori­a, además de funcionar como sala teatral, el espacio es escuela de teatro, de artes y oficios y asociación civil destinada a actividade­s barriales.

Pero todo esto parece no ser suficiente; la crisis económica empuja a la institució­n a cerrar sus puertas el 30 de junio cuando vence su contrato de alquiler. Por eso quienes forman parte de la Asociación (unos 100 directores y actores) junto a los vecinos de la zona, convocaron este jueves 28 a un abrazo simbólico al Luisa Vehil. Artistas como Leonor Manso y Ana María Picchio expresaron su apoyo para evitar el desalojo del teatro.

“También le enviamos una carta al Presidente Mauricio Macri, como último recurso, para que declare el Luisa Vehil de interés cultural y así ayudar a sostenerlo”, cuenta Rubén Hernández, presidente de la institució­n.

Los 22.000 pesos que pagan de alquiler pasaron al doble y a eso hay que sumarle los impuestos, lo que alcanza una cifra imposible de cubrir.

“El teatro tiene dos salas pequeñas de 60 y 30 localidade­s. Y las entradas son de $ 150. Pero el espacio cumple una función social muy importante en el barrio”, asegura Hernández. “Otorgamos becas a jóvenes sin recursos en nuestra escuela de artes y oficios y también funciona como espacio para temas sociales vecinales”.

El Luisa Vehil tiene una historia de esfuerzo y pasión detrás. Primero fue una herrería para los caballos que paraban en la cercana Plaza Miserere. Luego se transformó en carbonería, hasta que en 1988 lo compró la actriz, directora y docente Luisa D’Amico.

“Ella vendió todo lo que tenía pa- ra comprar el lugar y convertirl­o en sala de teatro. Su amiga y colega Luisa Vehil la ayudó a conseguir un subsidio del Fondo Nacional de las Artes”, cuenta Hernández. En agradecimi­ento y como reconocimi­ento, D’Amico bautizó el teatro con el nombre de su amiga, la reconocida actriz.

Figuras del teatro como Onofre Lovero y Carlos Carella, que también fue vecino del barrio, siempre estuvieron cerca de esta sala.

“Rescatar al Luisa Vehil de la posible desaparici­ón es un compromiso de todos para sostener el legado de Luisa Vehil y Luisa D’Amico, dos artistas inigualabl­es”, dice Hernández. ”Y porque, según dice la ley, donde hubo un teatro debe levantarse otro”. ■

Leonor Manso y Ana María Picchio expresaron su apoyo para evitar el desalojo.

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Teatro Luisa Vehil. En peligro, los vecinos lo quieren salvar.

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