El atacante de EE.UU. odiaba al diario por una nota que lo denunció por acoso
Jarrod Ramos, de 38 años, había amenazado a The Capital Gazette varias veces. El jueves, disparó en la redacción.
Se supo el motivo de uno de los peores ataques contra periodistas en la historia de Estados Unidos: el hombre que el jueves disparó a mansalva con una escopeta en la redacción del diario The Capital Gazette, de la ciudad de Annapolis, y mató allí a 5 personas, ya había amenazado al periódico y tenía el objetivo de cometer una masacre contra sus empleados por venganza y resentimiento.
Jarrod Ramos, de 38 años, residente de Laurel, Maryland, cerca de Washington DC, fue acusado ayer formalmente de cinco cargos de homicidio en primer grado en una audiencia en la que un juez ordenó que quedara detenido sin derecho a fianza.
Armado con granadas de humo y una escopeta, el hombre entró al periódico poco después de las 3 de la tarde y mató a cuatro periodistas y una empleada, antes de que la policía alla- nara el edificio. Ramos, que luego de disparar intentaba esconderse bajo un escritorio, fue arrestado inmediatamente después del ataque. No tenía documentos y no quiso decir una palabra a los interrogadores, pero fue identificado gracias a un sistema del estado de Maryland conocido como Image Repository System (MIRS), que compara en minutos la foto del detenido con 7 millones de imágenes de licencias de conducir, 3 millones de fotos de criminales y 25 millones de la base de datos del FBI.
Este sistema, cuestionado por organismos de derechos civiles porque se usa también para identificar a gente que participa en marchas, anun- ció enseguida que el sospechoso era Ramos, que tiene un largo historial de problemas con el periódico, incluyendo una demanda y amenazas a periodistas en Twitter.
En la audiencia, el fiscal general del estado Wes Adams resaltó que la conclusión del juez es que Ramos es un peligro para la sociedad. Esto está justificado debido a la evidencia de que planeó su ataque cuidadosamente y bloqueó la puerta trasera para que las víctimas no pudiesen escapar, antes de usar “un enfoque táctico para cazar y balear a personas inocentes”.
El jefe de policía del condado de Anne Arundel, Timothy Altomare, dijo que Ramos buscaba “matar al ma- yor número de personas posible” y para eso usó una escopeta comprada legalmente “hace un año o más”. La policía confirmó que el atacante estaba desde hacía años resentido con Capital Gazette por la publicación de una columna sobre su presunto acoso a una mujer. Ramos demandó al diario en 2011 por difamación, pero perdió el caso. En 2013 había amenazado en internet al Gazette y el diario prefirió no presentar una demanda por temor a empeorar la situación, dijo Altomare. Por eso Ramos figuraba en los archivos policiales.
Finalmente, Ramos decidió vengarse en persona: llegó a la redacción y disparó. Los periodistas describieron minutos de terror. Entre las víctimas figuran Rob Hiaasen, subdirector y hermano del novelista Carl Hiaasen; Gerald Fischman, editor de la página editorial; Wendi Winters, periodista de reportajes; John McNamara, reportero; y la asistente de ventas Rebecca Smith. Otros dos empleados resultaron heridos pero ya fueron dados de alta.
Poco después del ataque, el periodista Phil Davis tuiteó que el tirador disparó a través de una puerta de vidrio hacia la redacción y al instante todo el mundo se arrojó debajo de sus escritorios. “No hay nada más aterrorizante que escuchar cómo le disparan a gente mientras estás abajo de tu escritorio y luego escuchas que el agresor recarga”, escribió. En una entrevista publicada luego, comparó la redacción con “una zona de guerra”.
Los sobrevivientes dijeron que el tiroteo -aunque pareció una eternidad - solo duró unos minutos. Y la policía dijo que los agentes llegaron en 60 segundos y arrestaron al atacante sin abrir fuego. Unas 170 personas fueron evacuadas del edificio, donde hay otras oficinas.
El ataque, uno de los peores contra periodistas en Estados Unidos, es el último episodio de la epidemia de violencia de este tipo que vive el país, luego de tiroteos masivos en escuelas secundarias en febrero en Florida y en mayo en Texas.
Trump, muy crítico de los periodistas desde que asumió el cargo, repudió lo ocurrido. “Este ataque conmocionó la conciencia de nuestra nación y llenó nuestros corazones de dolor. Los periodistas, como todos los estadounidenses, deberían estar libres del temor de ser atacados violentamente mientras hacen su trabajo”, dijo en un acto en la Casa Blanca. ■