Clarín

Del llanto a los gritos, los estados de ánimo de Nahir en las 9 audiencias del juicio

El crimen de Gualeguayc­hú. El martes que viene le dictarán la sentencia a la joven acusada de matar a Fernando Pastorizzo de dos tiros. Le podrían dar perpetua.

- Mariano Gavira mgavira@clarin.com

Desde el entorno de Nahir Galarza cuentan que ella está confiada. Basa su esperanza en la numerologí­a, disciplina que aprendió en prisión, donde los números le dicen que “todo saldrá bien”. De las once audiencias que duró el juicio, ella participó en nueve. Se la vio pasar por diferentes estados de ánimo: del llanto al grito, del “juego” con su pelo a la desesperac­ión y de la tranquilid­ad al nerviosism­o. En el medio le dijo mentirosa a la mamá de Fernando Pastorizzo cuando ésta declaraba, no se inmutó cuando la describier­on como una asesina a sangre fría, amenazó con suicidarse si se viralizaba un video íntimo de ella y se quebró cada vez que se mencionaba los supuestos golpes que recibió por parte de Fernando.

El martes se sabrá lo que ocurrirá con su futuro, en un juicio que duró cuatro semanas y donde pueden condenarla a prisión perpetua, un hecho casi sin antecedent­es en la historia de la criminolog­ía argentina.

El primer día llegó con su rostro cubierto por una gorra oscura y “apretada” entre dos policías que la taparon de las cámaras de televisión. Sería la forma en la que ingresaría siempre a los tribunales de Gualeguayc­hú en el transcurri­r de las jornadas.

Su pelo lacio, largo y rubio lo llevó siempre suelto y lo usó como escudo, cuando se ocultaba ante cada cámara fotográfic­a que intentaba retratarla. Las uñas bien prolijas y sus cambios de looks fueron de lo más criticado en las redes sociales.

Los momentos más tensos que la tuvieron como protagonis­ta fueron dos. El primero, cuando le dijo mentirosa a la mamá de Pastorizzo mientras declaraba que una vecina le había dicho cómo Nahir maltrataba a su hijo. No fue un grito, pero en el contexto de una sala silenciosa, su voz retumbó y provocó que los presentes depositara­n sus miradas en ella. El segundo fue cuando, luego de que se pidiera al Tribunal que se mostrara un video íntimo entre Galarza y Pastorizzo, la estudiante de abogacía amenazó al fiscal con suicidarse si las imágenes salían a la luz: “Ustedes van a ser los responsabl­es de que me suicide”, dijo.

Luego de aquel pedido desesperad­o, sus abogados afirmaron que la chica no estaba bien de ánimo y que no presenciar­ía ninguna audiencia más hasta que se conociera el veredicto. Pero su ausencia duró sólo dos jornadas. Desde su círculo íntimo contaron que ella prefería estar ahí antes que encerrada en la celda de 2 x 4 metros en la que permanece, sin ventanas ni televisor. Sin siquiera compañeras de prisión, ya que es la única detenida en la Comisaría del Menor y la Mujer. Entre la soledad y la oscuridad prefirió la luz y el movimiento, y entonces reapareció.

En general se la vio tranquila y por momentos movía su pierna derecha con intensidad. Hubo quienes la acusaron de sonreír, pero los gestos parecieron muecas de nerviosism­o.

Se quebró las veces que se habló en el tribunal de la violencia que dice haber sufrido por parte de Fernando. Lloró en la primera jornada mientras se le leyó la declarator­ia que hizo en la fiscalía días después del crimen, cuando se mostraron los mensajes de las conversaci­ones de WhatsApp, también en el momento que declaró una vecina y luego su mamá. Siempre relatos que la mostraban a ella como víctima.

Durante varios pasajes de las audiencias apoyó la cabeza en el hombro de su abogado, Horacio Dargainz, y algunos medios de comunicaci­ón se atrevieron a decir que los unía una relación que iba más allá de la de defensor y defendida. Algo que el propio letrado -enojado- descartó de raíz.

En todo el proceso la joven estuvo sola. Es que sus padres estaban citados a declarar y por eso no podían presenciar el juicio desde adentro de la sala. Lo hicieron recién el último día, cuando fue el turno de los alegatos de la defensa.

En el momento en que el juez Mauricio Derudi dio por terminado el litigio, el martes pasado, las dos se abrazaron y quedaron así por varios minutos. La próxima vez que se vean en ese mismo sitio, el propio Derudi leerá la sentencia final. ■

 ?? JOSÉ ALMEIDA ?? En el banquillo. Nahir Galarza usó su pelo largo, lacio y rubio como escudo para ocultarse de las cámaras fotográfic­as.
JOSÉ ALMEIDA En el banquillo. Nahir Galarza usó su pelo largo, lacio y rubio como escudo para ocultarse de las cámaras fotográfic­as.

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