“Cinemamá”, la escapada posible al cine para padres con bebés
Salir, más allá del pediatra. Son funciones especiales con salas adaptadas: sonido más bajo, luz tenue durante la proyección y el aire acondicionado apenas fresco.
“Es nuestra primera salida en tres meses, necesitábamos salir a la superficie. Y para nosotros, que éramos paseanderos, esto es una fiesta. Volver al cine, a ver una de Francella, nos rescató del encierro”, grafican entre risas y lágrimas Melina y Federico, quien carga en brazos a su hija Malena, de poco más de tres meses. Escritor y psicóloga, mamá y papá celebran la propuesta de Cinemamá, un espacio pensado para adultos con bebés de hasta 18 meses.
Vaya novedad que los primeros meses de un hijo complican la vida social y cultural de cualquier padre. Las salidas en el primer año, prácticamente, se circunscriben a visitar al pediatra, salir corriendo a alguna guardia de medianoche, la escapada a la farmacia y el stockeo de pañales y toallitas higiénicas. “Ver una película en el cine, y dejar de estar tirados en el sillón hipnotizados por Netflix era casi una utopía. No queríamos más actividades de interiores”, cuentan los treintañeros Federico y Melina.
Conscientes de esta situación, Cinemamá ( www.cinemama.com.ar, en Facebook Cinemamaoficial) promueven funciones de cine para familias con bebés, con el objetivo de ayuda a salir del aislamiento que supone esta etapa de la crianza. Si bien las películas son para los adultos, la sala se adapta para recibir a los chiquitos: sonido más bajo, luz tenue durante toda la proyección, aire acondicionado o calefacción regulados, cambiadores dentro de la sala y un espacio de juego para deambulantes y estacionamiento para cochecitos. Además, Maia y Valeria, impulsoras del proyecto en Argentina, reciben a la madres y permanecen durante toda la función para ayudarlas en lo que necesiten.
“No íbamos al cine ni al teatro por temor a molestar, pero aquí estamos, porque es el lugar donde los bebés pueden llorar tranquilos”, dice contenta Gabriela, que tiene a Emilia de cuatro meses en su regazo, mientras espera a Marcelo, el papá que entra con un balde de pochoclos king-size. Es cierto, se respira un aire de comprensión, entendimiento y complicidad entre los asistentes a la función vespertina. “Hay pocos espacios pensados para padres, no sé por qué no nos tienen en cuenta, somos un mercado en potencia”, sostiene Marcelo.
Es la tercera vez que Virginia viene a una de estas funciones con su pequeña Felicitas (7 meses). “Hay muchas familias que no tenemos la capacidad económica de pagar a una niñera para que cuide a nuestros hijos, por lo que esta propuesta nos evita que nuestra vida social quede limitada. La verdad es que es una for- ma de reforzar el vínculo de la mamá con el bebé”. Virginia cuenta que se enteró de esta iniciativa vía Facebook y se unió a la página para estar atenta a las próximas funciones, que se programan para un día entre semana y para un sábado por mes, casi siempre en la primera función, de manera de privilegiar un espacio cómodo para las mamás, a fin de que eviten hacer colas.
En plena función de Animal, la pan- talla del Cinemark Palermo devuelve a un Francella desesperado por conseguir el ansiado donante de un riñón. Sin embargo, Johanna no duda en acunar a Matilde, que tuvo un ataque de llanto y camina por el pasillo sin mosquearse, mientras que Andrés, con una naturalidad increíble, sigue la dramática escena casi desde la primera fila y cambia los pañales de Joaquín. Lo hace de memoria y con autoridad, sin perderse un pasaje clave de la película. “Yo necesitaba volver a la normalidad y esta alternativa me oxigena y me saca culpas, hace saber este papá cuarentón.
Hace un año que funciona Cinemamá, por ahora sólo en Capital Federal, y quienes están detrás del proyecto esperaban “que prenda con más masividad en la gente, pero apostamos a este proyecto, al que le tendremos toda la paciencia”, hacen saber Maia y Valeria. “Quizás debamos mejorar la comunicación o contar con los patrocinios necesarios para lograr ese empujoncito vital que nos lleve a encontrar el público indicado y llegar a lugares como el Gaumont o el Malba, además de otras localidades”.
Un coro de sollozos y rezongos adorna una función singular. Cada tanto un gemido impide escuchar un diálogo, pero nadie se dará vuelta, fruncirá el seño o chistará. Ni siquiera los tres jubilados que están en otra ala de la sala, quienes fueron notificados de que se trataba de una función especial. “El entusiasmo lo mantenemos porque contamos con una devolución buenísima de quienes vienen y vuelven”, puntualiza Maia. “Creemos en esta iniciativa y es cuestión de poner toda la entrega posible, porque la realidad es que no existe un espacio parecido”, acota Valeria. Ambas, sin embargo, están sorprendidas de que “las funciones no hayan explotado todavía”, ilustran.
“A una ciudad tan teatrera y cinéfila como Buenos Aires le faltaba un espacio cultural como éste, que nutra a aquellos que somos devotos del cine pero por cuestiones familiares no podemos. Yo estoy comodísima ya que puedo amamantar sin sentirme sapo de otro pozo”, susurra Angeles, en plena función, con Amilcar de quince semanas en su pecho. Cuenta la madre, que vino con su hermana como “asistente”, que vive en Avellaneda, pero minimizó el viaje en colectivo “con tal de volver al cine”.
Para Milagros, que vive en Liniers, “es la salida del mes”, por lo que tampoco hay quejas por el viaje en metrobus hasta Palermo. “Una pena que mi marido no me pueda acompañar, pero tampoco puede chistar -sonríe esta madre y profesora de inglés-. Además a ella le encanta, ya es la tercera vez que venimos”. Ella es Martina, de cuatro meses, que sigue en un llamativo silencio, y con los ojos bien abiertos, la desesperación que transmite el personaje de Francella. “Traje pañales, toallitas, y se portó de diez, ni siquiera me pidió la teta”.
Terminada la función Maia y Valeria reciben la calidez y el agradecimiento de un segmento pequeño pero con potencial crecimiento. Lo de ellas es a pulmón, y por ahora todo es gasto e inversión. “Seguiremos apostando”, concluyen sobre Cinemamá, cuya próxima función será el martes 3 de julio, a las 12.40, en Cinemark Palermo, con la proyección de la comedia “geriátrica” Cuando ellas quieren, con Diane Keaton y Jane Fonda. ■
“A una ciudad cinéfila como Buenos Aires le faltaba un espacio así”, dice la organizadora