Falta tecnología para poder operar con poca visibilidad

Basta con abrir YouTube y buscar “ILS CAT III” para ver una variedad casi infinita de videos de aterrizajes en distintas partes del mundo que se realizan con total normalidad y seguridad, aún con una visibilidad por debajo de los 100 metros. En Argentina, como quedó claro en las últimas horas, eso no ocurre porque el país sigue en un subdesarrollo aeroportuario preocupante.

Aún si hubiera en marcha una Revolución de los Aviones, como sostiene el Gobierno, Argentina se enfrenta una vez más a la cruda evidencia de que las inclemencias de tiempo nos dejan desnudos y a los gritos sobre nuestros profundos problemas de infraestructura aeroportuaria.

Ciudades como Londres, Chicago, Seattle o Beijing tienen en sus principales terminales meteorología adversa en más de la mitad del año, pero rara vez -en Londres casi nunca- esos aeropuertos cierran, como sucedió este fin de semana en Buenos Aires.

Más allá del impacto sobre la seguridad, esto revela el desajuste y la falta de adecuada planificación que tiene el sector desde el Estado. Tras dos años y medio, la eliminación de la Secretaría de Política Aerocomercial agravó los problemas del sector aeronáutico, que necesitan más política y no menos, más planificación y liderazgo técnico; más y mejor Estado.

La función que mal cumplió du- rante 12 años de kirchnerismo esa secretaría no mejoró al concentrarse sus tareas en la ANAC. No solo por una desdichada gestión, caracterizada por todo tipo de desajustes, además de obras inconclusas, los problemas de El Palomar, los desaciertos sobre la mudanza de vuelos regionales de Ezeiza a Aeroparque o la hiper regulación del sector, que sigue sin eliminar las tarifas mínimas impidiendo así el pleno funcionamiento de un sistema low-cost.

Los problemas de sustentabilidad para Aerolíneas Argentinas y otras empresas en el país también reciben un alto impacto con estas dificultades, ya que las pérdidas por cancelaciones y demoras se cuentan por millones de pesos.

Con excepción de una cabecera de las cuatro que tiene el Internacional de Ezeiza, las pistas de aterrizaje en la Argentina carecen de la inversión necesaria para tener una tecnología que tiene décadas en la aviación. Esto deja sin resolver problemas que en general son de otro tiempo. ■