Clarín

Frases con gato encerrado

- Ricardo Roa

Hay frases que a simple vista parecen ser acertadas y más aún si se las suelta con convicción y hay otras a las que de entrada se les ve el gato encerrado. Como a Fernando Hierro, técnico de España, candidata autoprocla­mada y proclamada por tantos otros a repetir el título del 2010 y que quedó afuera de Rusia como otros tantos. El entrenador Hierro afirmó con contundenc­ia de fierro: “¡Nos vamos sin haber perdido un solo partido! ¡Esa es la realidad!”. El partido había terminado en empate primero y en otro empate después de los dos tiempos suplementa­rios. Para Hierro ése fue el resultado final. Pero sólo para Hierro. Todo el mundo vio que el partido terminó con la derrota de España por penales. Y la vuelta a casa.

¿Qué hubiera dicho Hierro si España convertía más penales que Rusia? Hierro había asumido la dirección provisoria de la Selección a tres días del Mundial. El técnico titular, Julen Lopetegui, saltó por el aire luego de que se ventilara que había firmado a espaldas de la Federación un contrato con el Real Madrid. “Acepté una responsabi­lidad y con ella voy a l. morir”, dijo Hierro. Una frase tan hueca como a de que no había perdido.

Sampaoli dirigió 15 veces a la Argentina con 15 equipos diferentes. Tiene problemas con el algoritmo de la orientació­n. Después del fracaso, hace que filosofa. Dice: “El fútbol es fácil de analizar en un papel pero hay momentos anímicos”. Filosofa para escaparle al bulto: empató con la debutante Islandia y perdió con Croacia y con Francia y pretende que no fue por errores suyos sino por el estado de ánimo de los jugadores.

La Argentina capotó con un técnico al frente que no infunde respeto. Basta con verlo exhibiendo como un adolescent­e los tatuajes de rockeros y una frase del Che Guevara. Y cir- cular delirantem­ente por el borde de la cancha. Le gritó cagón a un jugador croata como si el jugador croata pudiera entender el insulto y sólo porque los croatas nos ganaban.

Casi tan impresenta­ble como Maradona, que pedía huevos a los jugadores desde su palco VIP y gesticulan­do a sabiendas de que ha- bía una cámara de la tevé mundial que lo seguía. Un asistente lo sostenía desde atrás para t. que se no cayera. Más que impresenta­ble, paético.

Oscar Tabárez es lo opuesto. Luego de que Uruguay eliminase al Portugal de Ronaldo, dijo: “Aunque se tenga menos la pelota se le puede hacer daño al rival. Vamos a jugar de la forma que pensemos convenient­e y que el rival nos deje”. Puro sentido común y lo más común del mundo: quiere ganar como todos y como pocos admite que su equipo tiene limitacion­es y que el rival también hace su juego.

Sobrio, Tabárez va a los partidos de saco y corbata. Hace 12 años que dirige a Uruguay: es su tercer mundial consecutiv­o. Se mueve con un bastón por una rara enfermedad neurológic­a, el síndrome de Guillain-Barré. Y es más que un técnico: maestro de escuela, maneja también el programa de formación de los mef. nores y le gusta hablarles de historia, geograía y arte a los jugadores.

La vicepresid­ente Gabriela Michetti dijo que no permitiría el aborto ni en casos de violación. “Lo podés dar en adopción, ver qué te pasa en el embarazo, trabajar con psicólogo, no sé”. Siguió: “Entiendo el drama que significa, pero hay tantos dramas en la vida que uno no puede solucionar”. No está hablando de ningún partido de fútbol. Y como está hablando del aborto, podría haber elegido una frase a la altura de todo lo que implica un aborto. ■

Parecen acertadas, pero enseguida se les nota lo que quieren ocultar. Y no sólo están en el fútbol.

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