Hallan vivos y van por el rescate de los chicos perdidos hace 9 días en una cueva
Son integrantes de un equipo de fútbol de Tailandia. Pasaron 220 horas en la oscuridad, con provisiones apenas para una excursión. Los buscaron más de mil efectivos. Ahora deberán reducir la inundación de la caverna para poder sacarlos.
El milagro que todos esperaban se produjo: los 12 chicos tailandeses de un equipo de fútbol desaparecidos junto a su entrenador el 23 de junio dentro de la profunda gruta subterránea Tham Luang fueron encontrados ayer sanos y salvos.
El grupo fue contactado por buzos de la Marina militar de Tailandia en un paraje seco de la enorme gruta a más de 3 kilómetros de la entrada. La evacuación no se podrá hacer de inmediato, por los altos niveles de agua acumulados: en algunos tramos alcanzan la altura de un adulto parado. Ahora los socorristas deben evaluar cuándo estarán dadas las condiciones para concretar la salida. Algunos medios locales especulan que podrían pasar días y hasta semanas.
“Encontramos a los 13 sanos y salvos”, dijo Narongsak Osatanakorn, el gobernador de la provincia de Chiang Rai, que dirige el operativo de rescate en el interior de la gruta.
La conferencia de prensa en la que se dio el anuncio aportó pocos detalles sobre las condiciones en que se halla el grupo, que hasta ahora se contactó solo con algunos buzos que llegaron hasta ellos, tras dos días de extenuante exploración a través de muchos pasajes casi infranqueables por el agua y el fango.
“Les llevaremos comida, pero no estamos seguros de que puedan alimentarse, ya que no comieron desde hace mucho”, añadió (ver aparte). Ahora se espera la llegada de médicos entrenados en buceo para hacer una evaluación más profunda.
Un conmovedor video filmado por los socorristas y publicado en Facebook muestra a un grupo de niños delgados, vestidos con camisetas de fútbol grandes y llenas de barro y refugiados en un estrecho saliente rodeado de agua. “Gracias”, exclama uno mientras otro responde “13” cuando un buceador, con acento británico, pregunta cuántos son.
La noticia causó una explosión de alegría en el campamento base de las operaciones de socorro. También en toda Tailandia, donde la población sigue el minuto a minuto del rescate con el lema “Traigámoslos a casa”. Decenas de parientes de los chicos no podían creer esta feliz coronación de una desesperante espera sin noticias. “Estoy tan feliz que no puedo pensar en otra cosa”, le dijo un padre al diario tailandés The Nation.
El estallido colectivo resultó comprensible, pues muchos temían que, pese a las declaraciones optimistas de las autoridades, el grupo no estuviera con vida. Pasaron más de 220 horas incomunicados en la oscuridad total y con provisiones de comida y agua suficientes apenas para la excursión de media tarde a la que habían salido al quedar atrapados, sorprendidos por un fuerte temporal.
El primer ministro tailandés Prayuth Chan-ocha agradeció públicamente a las escuadras de rescate, que en los últimos días se transformaron en un grupo de tareas multinacional, con la participación de estadounidenses, británicos, chinos, austra-
lianos y japoneses, junto a agentes de 12 reparticiones gubernamentales, lugareños y voluntarios civiles que se sumaron.
Pasado el alivio de haberlos hallado vivos, el desafío ahora es mantenerlos con fuerzas antes de volver a sacarlos a la superficie en el menor lapso que sea posible. El mismo gobernador Narongsak agregó que “la operación no está concluída”.
Los socorristas -ayudados por 20 bombas para desagotar la gruta de agua acumulada- demoraron casi 60 horas para liberar los túneles del barro que había obstruido espacios estrechos por los cuales puede pasar una sola persona a la vez, con el ries
go permanente de que nuevas lluvias cancelen los avances y pongan en riesgo las vidas.
Un primera elección será definir si
hay que transportarlos lo antes posible o nutrirlos en el lugar por algunos días. Son chicos y adolescentes de entre 11 y 16 años, sin experiencia de buceo y debilitados.
Las lluvias frecuentes, que dieron una tregua parcial en los últimos dos días permitiendo avanzar a los socorristas, podrían causar nuevas inun
daciones en la gruta, aunque las escuadras pudieron instalar bombas y bases de aprovisionamiento a mayor profundidad.
El sábado 23 a la noche, después de su entrenamiento, los jugadores y su entrenador ingresaron a la cueva Tham Luang, la cuarta más extensa de Tailandia, se cree que para protegerse de una tormenta. Pero quedaron bloqueados por la lluvia y la inundación. No hubo más noticias de ellos, aunque en la cueva se encon-
traron sus bicicletas, calzados y otros objetos, además de pisadas y marcas de manos, lo que esperanzó a los rescatistas de encontrarlos vivos.
Ayer, miembros de la tribu Lisu se reunieron cerca de la cueva para sacrificar pollos y cerdos, una ofrenda a los espíritus del río y de la selva para implorarles que permita el regreso de los niños sanos y salvo. Y el conocido cantante tailandés Kong Huayrai, escribió una canción en homenaje a los niños y su entrenador. “No sabemos quiénes son, cómo son, pero ¿dónde están? ¿tienen frío y hambre?”, dice la balada difundida en la televisión, que enfatiza que hay un país esperándolos.
La odisea de “Los Jabalíes”, el nombre del equipo de fútbol infantil, no terminó todavía, pero ahora el final feliz parece cercano.