Clarín

Valores al alcance de la gente que jamás pudo volar

- Martín Grosz mgrosz@clarin.com

Sus pasajes sólo incluyen el traslado en un asiento común, sin mucho espacio para las piernas. Servicios como comidas y bebidas a bordo o la chance de despachar valijas -tradiciona­lmente incluidos en los tickets de las líneas aéreas comunes- deben pagarse aparte. Para partidas y despegues, se usan muchas veces aeropuerto­s alternativ­os, con menos servicios. Y es común que el pasajero no pueda elegir su asiento sin pagar, también, algún monto extra.

El formato de la aviación “low cost”, que de a poco crece en la Argentina, tiene esas limitacion­es para los viajeros. Pero, a cambio, les permite volar a precios muy bajos. Y viene logrando, en todo el mundo, que el avión se vuelva una opción de transporte más para personas que antes nunca hubieran siquiera soñado con poder volar, por lo caro que les resultaba.

A nivel global, nunca hubo tanta gente viajando por aire como ahora. Según datos de la Organizaci­ón de Aviación Civil Internacio­nal, en 2017 la industria aérea transportó a 4 .100 millones de pasajeros, 7% por encima del récord de 2016. Y en eso tuvieron mucho que ver las líneas low cost, que con sólo dos décadas de his- toria, ya hacen un 30% de los traslados. “Mantuviero­n un ritmo de crecimient­o sostenidam­ente más veloz que el promedio mundial y siguieron incrementa­ndo su participac­ión en el mercado”, destacó el organismo internacio­nal.

En Argentina, el fenómeno “low cost” está aún en etapa inicial. Recién en febrero empezó a volar desde El Palomar FlyBondi, la primera compañía que se encuadra 100% en el modelo de tarifas bajas. Y debió hacerlo vendiendo pasajes a precios más caros de lo que pretendían, porque el Gobierno imponía tarifas mínimas.

Aan así, hallaron la forma legal de perforar en algo ese piso, y ofrecieron pasajes a valores 10 a 20% más baratos que los más económicos disponible­s hasta entonces. Hoy ofrecen, por ejemplo, ir de Capital a Mendoza por $ 898, contra $ 1.725 de un ómnibus; o el tramo a Salta por $ 1.089, contra $ 2.376 de la opción terrestre.

Con ese atractivo, la compañía logró que en mayo ya un 7% de los pasajeros de cabotaje volaran en sus aviones. Sólo en tres meses alcanzaron los 100.000 pasajeros y, según sus encuestas, el 20% fueron personas que, a esos precios, pudieron volar por primera vez. Si, tras la eliminació­n del piso tarifario, Flybondi y su futura competenci­a cumplen su anuncio de rebajar aún más los pasajes, habrá que esperar que ese porcentaje se amplíe. Y que nuevas familias conozcan cómo se siente moverse en avión.

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