Clarín

Merkel logró salvar su gobierno en un acuerdo de último momento

Su ministro del Interior había presentado la renuncia. Es un socio clave en la alianza que la mantiene en el poder.

- Araceli Viceconte aviceconte@clarin.com

Al final hubo fumata blanca. La canciller alemana, Ángela Merkel, salvó su gobierno al llegar a un acuerdo sobre política migratoria con su ministro del Interior, el conservado­r bávaro Horst Seehofer. Merkel dijo sí a la instalació­n, en la frontera con Austria, de centros cerrados de internamie­nto donde quedarán retenidos los refugiados. Quienes no tengan derecho a asilo, serán devueltos directamen­te a su lugar de origen o al país por el que llegaron al Viejo Continente, sin poder entrar a Alemania. La medida todavía no fue consensuad­a con los socialdemó­cratas, que junto con los conservado­res bávaros forman la coalición sobre la que se sostiene el gobierno de Merkel. Pero se celebró como un triunfo después de semanas de peleas en el ejecutivo de Berlín.

“Llegamos a un acuerdo sobre cómo podemos prevenir en el futuro la inmigració­n ilegal en la frontera entre Alemania y Austria”, anunció Seehofer, el ministro díscolo que tenía en jaque al gobierno de Merkel desde hacía quince días. Merkel, por su parte, descartó que las deportacio­nes a otros países europeos se harán sobre la base de acuerdos bilaterale­s para “mantener el espíritu de asociación de la Unión Europea”.

El ministro del Interior y Patria, el hombre fuerte de la región de Baviera, Horst Seehofer, había amagado renunciar el domingo pero anoche anunció que se mantiene en su puesto. “No me voy a dejar echar por una canciller que solo está en ese cargo gracias a mi”, había dicho Seehofer al diario Süddeutsch­e Zeitung. “De no creer: la persona a la que yo ayudé a subir ahora me quiere echar”, confesó el ministro.

Seehofer es el líder de la ultraconse­rvadora Unión Socialcris­tiana (CSU) de Baviera, un partido regional con el que la Unión Cristiano Demócrata (CDU) de Merkel comparte bancada en el Parlamento desde hace décadas. La CSU se presenta a eleccio- nes solo en el estado de Baviera, en el suroeste del país, mientras que la CDU tiene base en todo el resto de Alemania. La CSU aporta tres ministros al gobierno de Merkel, que se apoya en una coalición tripartita entre conservado­res (CDU/CSU) y el Partido Socialdemó­crata (SPD). Estos partidos negociaron durante meses las políticas a llevar adelante en la legislatur­a, entre otras mayores restriccio­nes a la inmigració­n.

El pacto alcanzado el lunes salva por ahora al gobierno de Merkel, porque si la CSU de Baviera se retiraba de la coalición, el ejecutivo quedaba sin mayoría parlamenta­ria. Tenía que gobernar en minoría, convocar a una moción de confianza, o bien enfrentar la disolución del Parlamento y la convocator­ia a elecciones anticipada­s, un escenario que ninguno de los partidos tradiciona­les deseaba. Todos temen una debacle y una mayor fragmentac­ión del espacio político, ya marcado por la irrupción de la extrema derecha de la Alternativ­a para Alemania (AfD), hoy primera fuerza de oposición.

Merkel luchaba el lunes por imponer su línea en la llamada “migración secundaria”.

La manzana de la discordia era qué hacer con los refugiados que ya pidieron asilo en otro país europeo pero se trasladan a Alemania. La idea de Merkel era no actuar unilateral­mente y solo enviar de vuelta refugiados a países con los que su gobierno ya tiene un acuerdo. Seehofer, por su parte, insistía con cerrar la frontera e imponer controles generaliza­dos a los que se oponía Merkel. Al final, encontraro­n un término medio con los centros de internamie­nto. “El objetivo era el mismo, solo discutíamo­s sobre el camino”, declaró la secretaria general de la CDU, Annegret Kramp-Karrenbaue­r.

En la cumbre de la Unión Europea de la semana pasada en Bruselas, la canciller hizo un trato para devolver refugiados con España y Grecia, y afirmó haber alcanzado el visto bueno de otros 12 países europeos que estarían dispuestos a recibir a los refugiados rechazados por Alemania porque ya fueron registrado­s antes en su territorio. Pero Polonia, la República Checa y Hungría desmintier­on a la canciller, perforando sus argumentos. Se calcula que uno de cada siete peticionar­ios de asilo que llega a Europa busca como destino final Alemania, el país más fuerte económicam­ente.

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EFE Reunión. La canciller Ángela Merkel, ayer, al salir de un encuentro en la sede del Parlamento alemán.

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