Clarín

Brasil: el real también sufre por el temor a una guerra comercial

La pérdida de valor de la divisa brasileña frente al dólar, desde inicios del año, es del 21 por ciento.

- Eleonora Gosman egosman@clarin.com

El partido victorioso de Brasil contra México, en octavos de final, apartó durante casi dos horas a los inversores que operan en la Bolsa de San Pablo. Sin embargo, no tuvo fuerza para detener al menos transitori­amente una nueva devaluació­n del real. La pérdida de valor de la divisa brasileña frente al dólar, desde inicios del año, trepó a 21%. La cotización de la divisa estadounid­ense cerró a 3,92 reales; su mayor nivel desde junio del año pasado cuando alcanzó a 3,96.

La política “proteccion­ista” de Donald Trump está en el foco de la nueva tormenta financiera que las dos últimas semanas ha arrastrado fuerte a las monedas de los países llamados “emergentes”. Las disputas con la Unión Europea respecto del comercio automotor, las tensiones con Canadá y, sobre todo, las próximas acciones de China, llevan a los dueños de los capitales a mantenerse a la defensiva. Esto explica que inclusive en los Estados Unidos los principale­s índices bursátiles estén en retroceso.

Los especulado­res hablan de una guerra comercial en puerta, que debe mantener el ritmo de las devaluacio­nes en Brasil, México, Turquía y Rusia. Es que el próximo viernes Washington pondrá en vigor los aranceles de impor- tación más altos contra productos chinos. En la potencia asiática anticiparo­n que podrán impondrán represalia­s a los EE.UU. con una suba de los derechos de importació­n de autos norteameri­canos. Fueron bajados por los chinos a 15% y ahora podrán volver a 25%, con lo cual irán a encarecer súbitament­e los precios de los automóvile­s estadounid­enses en su mercado.

Pero Brasil tiene sus propios, y graves, problemas. Como no hay apuestas definitiva­s a un candidato triunfante en las elecciones de octubre, tampoco existe certidumbr­e sobre cómo será la política económica en la futura gestión, que se iniciará el 1º de enero del próximo año. Tanto inversores bursátiles como aquellos que pretenden ampliar capacidade­s productiva­s en el coloso sudamerica­no, miran con gran atención la cuestión fiscal. El gobierno de Michel Temer dejará, sin duda, una “pesada herencia” en ese terreno.

El mandatario hizo votar con éxito una “Ley de Techo” del gasto del Estado. Pero la norma sólo entrará en vigor el año próximo, es decir, bajo el nuevo gobierno. En sus dos años y medio como jefe de Estado, Temer gastó a cuenta de la compresión futura. Y hoy el déficit gubernamen­tal asciende a más de 76% del Producto Bruto Interno. Suma 35.400 millones de dólares en términos de déficit primario, el valor más alto desde 2006. Deja para su sucesor la tarea de resolver en los próximos dos años cómo ecualizar esa función. Le tocará el nuevo presidente tratar de reducir gastos, aumentar impuestos y realizar una reforma previsiona­l que no cuenta, en absoluto, con la simpatía del electorado.

Es más. Según especialis­tas de la Fundación Getulio Vargas, no será suficiente con la reforma del sistema jubilatori­o para garantizar el equilibrio fiscal.

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BLOOMBERG Serio. El presidente Temer en un acto oficial en Brasilia.

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