Clarín

¿Por qué hace siete Mundiales que la Selección no le gana a una potencia?

El último triunfo en los 90 minutos fue contra Brasil, en Italia 90. Aquel 1-0 con gol de Claudio Caniggia.

- Nahuel Lanzillott­a nlanzillot­ta@clarin.com

La pregunta surge en una mesa de periodista­s que no pueden dejar de hablar de fútbol en Rusia aunque el fútbol se haya terminado para la Argentina en el más gigante de los países. Pasan las horas y entre los colegas enviados se sigue debatiendo, opinando, analizando, buscando culpables y posibles soluciones, que, claro está, no saldrán de esa mesa que a las 3 de la madrugada rusa, con el sol ya instalado del otro lado de la puerta de un bar como si fuera pleno mediodía, no para de hacer catarsis.

El más experiment­ado de los once periodista­s, no sólo por su edad, sino por su sapiencia, su capacidad de reflexión y, sobre todo, por sus Mundiales en el lomo, tira el interrogan­te sobre esa mesa de gritones sin cámaras. "¿Cuándo fue la última vez que la Selección le ganó a una potencia en un Mundial?", pregunta Ariel Scher y hace silenciar a todos los demás, que se miran mientras buscan por las ramas de la memoria retrocedie­ndo mentalment­e en el tiempo.

Aquí, en Rusia, Lionel Messi y compañía fueron superados en el juego y en el físico por Francia, campeona en su Mundial de la mano de Zinedine Zidane, que sin dudas es uno de los grandes nombres que siempre se ubica entre las seleccione­s a temer. En 2014, el año en que más cerca se estuvo, tampoco la camiseta celeste y blanca superó durante los 90 minu- tos a sus rivales más duros: empató con Holanda -la gigante sin Copa- sin goles en semis y pasó por penales, y cayó ante Alemania 1 a 0 en la final a falta de 5 minutos para terminar los 120 minutos.

Es cierto que probableme­nte la Argentina de Alejandro Sabella haya merecido mejor suerte en Brasil. No es mentira -para nada- que tuvo las más claras en el último encuentro y que no fue menos que la finalmente campeona. Pero no fue suficiente, algo faltó. Y sólo con merecimien­tos no se llega a conquistar el mundo.

Con Diego Maradona en Sudáfrica 2010, los alemanes fueron aviones imparables para los argentinos que se volvieron en cuartos goleados 4 a 0 en Ciudad del Cabo. En Alemania 2006, José Pekerman le dio un estilo que entregó quizá el mejor juego de la Selección en las últimas citas mundialist­as. Sin embargo, ese equipo tampoco fue capaz de vencer a Holanda en fase de grupos (fue empate 0-0) y a Alemania (siempre Alemania). La igualdad 1-1 quedó del lado germano en los penales, con el tristement­e recordado papelito del arquero Jens Lehmann.

La historia en 2002 con Marcelo Bielsa y el mayor fracaso al no pasar la primera ronda es conocidísi­ma. Ahí perdió con Inglaterra 1-0. En Francia 98 tampoco se impuso sobre los ingleses: empató 2-2 en octavos y le ganó por penales. En cuartos fue la Holanda de Kluivert y Bergkamp la que dejó afuera a la Argentina de Daniel Passarella al derrotarla por 2 a 1.

En el 94, el conjunto comandado por Alfio Basile pintaba para creer. Pero a Diego le cortaron las piernas y todo se desmoronó sin medirse contra un rival de los de fuste.

Italia 90. Y ahí sí. La respuesta: Brasil. Ese 1 a 0 inolvidabl­e en uno de los partidos más insólitos e inmerecido­s, la Argentina de Carlos Bilardo que venía de ser campeona en 1986 le ganó a su clásico sudamerica­no en octavos con el gol de Claudio Paul Caniggia. Después de eso, nada. En semifinale­s pasó a Italia gracias a las manos de Sergio Goycochea tras igualar 1-1 en el juego. Y en la final: de nuevo los alemanes, con el 1 a 0 producto de ese discutido penal de Roberto Sensini a Rudi Völler.

Ni en la Copa Confederac­iones de 2005 pudo la Argentina: empató con Alemania 2-2 y recibió una paliza de Brasil que le propició un 4 a 1. Desde el 90 para acá, a Brasil la Selección solamente le ganó en la Copa América de 1991 en Chile (3-2) y dos veces por Eliminator­ias: 2-1 en 2001 y 3-1 en 2005, siempre en Buenos Aires.

Jorge Sampaoli, en su primera conferenci­a de prensa en Rusia antes del debut contra Islandia, expuso su mayor desafío: "Demostrar que la Argentina tiene muchísimos valores para seguir siendo una potencia". Eso estuvo lejos de suceder en la tierra del vodka más rico y los interrogan­tes ante un presente que es consecuenc­ia de años de desajustes se disparan para todos lados.

¿La Selección de Argentina ya no es más una potencia? ¿Qué, no somos acaso los mejores? Esa condición, la de potencia mundial, difícilmen­te se pierda. Como los cinco grandes del fútbol argentino siempre serán los cinco grandes del fútbol argentino, el conjunto albicelest­e seguirá pertenecie­ndo sin dudas al selecto grupo de los poderosos de la pelota número cinco. Por su historia, por sus Mundiales ganados. Por sus jugadores. Sin embargo, ha quedado, sobre todo después del mazazo francés, visiblemen­te debilitada. Y no, no somos los mejores.

La pregunta arrojada sobre la mesa de periodista­s, cuya respuesta atraviesa ya siete Copas del Mundo, pone de manifiesto una parte del problema que les ata el corazón con un alambre de púas a los fanáticos criollos cada cuatro años. Para ser campeón hay que ganarles a todos, y eso incluye a las potencias. Y para ganarles a las potencias, y ser el mejor de los mejores, se necesita algo más que buenos futbolista­s con buenas voluntades. Ni teniendo al mejor del mundo alcanza.

La palabra proyecto quedó muy manoseada en el fútbol argentino. Tal vez haya llegado el momento de comenzar a respetarla otra vez. De eso también se habla en la madrugada rusa sobre la mesa de periodista­s de la cual no saldrán soluciones, sólo preguntas y algunas respuestas que sirven nada más que para alivianar otra pena Mundial. ■

 ?? AFP ?? Inolvidabl­e. El gol de Caniggia para eliminar a Brasil en el Mundial 90.
AFP Inolvidabl­e. El gol de Caniggia para eliminar a Brasil en el Mundial 90.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina