Uruguay, entre el orgullo de la gente y el optimismo por Cavani
La entidad de la lesión de Edinson Cavani fue, tras diluirse la euforia de la resonante victoria de La Celeste frente a Portugal, el tema que monopolizó las conversaciones en todo el Uruguay. El resultado del tan ansiado estudio que se dio a conocer ayer reveló que el delantero del Paris Saint Germain no sufrió un desgarro en el gemelo de su pierna izquierda, por lo que aún no está descartado para el partido del viernes ante Francia.
Según el informe de la sanidad de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF), a través de la resonancia magnética se observó que el jugador tiene una “lesión edematosa en el músculo gemelo interno de su pierna izquierda, sin rotura de fibras musculares”. Si bien la afición hubiese preferido otra noticia, por ejemplo una lesión leve que -tratamiento fisioterapéutico mediante- asegurase su presencia para cuartos de final, el resultado del estudio trajo una sensa- ción de alivio en el pueblo futbolero uruguayo porque, de haberse constatado un desgarro, Cavani estaría descartado para todo el campeonato. Con la realidad que arrojaron los estudios está en carrera, y su inclusión en la próxima oncena titular dependerá del trabajo que lleve a cabo el cuerpo médico oriental.
De acuerdo al parte médico de la selección de Oscar Tabárez, el futbolista sigue dolorido, por lo que “realizará trabajo diferenciado y rehabilitación fisiátrica”.
Cavani es una pieza clave en el esquema uruguayo. No sólo por su potencia ofensiva, su complementación con Luis Suárez y su capacidad goleadora (lleva tres goles en torneo y ha marcado también en Sudáfrica 2010 y Brasil 2014), sino también por el desdoblamiento que hace, tapando la salida del rival de turno, colaborando con la marca en el medio e inclusive dándoles una mano a los laterales.
Esta dinámica hace que el de Danubio sea uno de los que se expone a mayor desgaste físico y unos de los que recorre más kilómetros por partido. Un gran esfuerzo que gracias a un físico privilegiado realiza silenciosamente, ahora le pasa factura.
Ante Portugal, Cavani sintió su gemelo cargado al anotar el segundo gol. Sólo hay que prestar atención al festejo, cuando algunos compañeros se suben a sus espaldas. Allí se evidencia el gesto de dolor con un “¡ojo!”, que se lee en sus labios, que sugiere que algo no andaba bien. ■