Clarín

La llegada de LeBron James a los Lakers genera un terremoto en la NBA

Se acentuará el notorio desbalance entre la poderosa Conferenci­a Oeste sobre la más liviana del Este.

- Mauricio Codocea mcodocea@clarin.com

No hace falta que la pelota naranja comience a picar: la NBA será completame­nte distinta con LeBron James en Los Angeles Lakers. Al alero se le cuestionó que impusiera su jerarquía a voluntad en la Conferenci­a Este, la zona en la que menos competenci­a había y de la que se fueron varios talentos. Ahora que se mudó, a cambio de 154 millones de dólares por los próximos 4 años, esos críticos podrán estar felices de verlo competir a diario ante los mejores, ya que durante la fase regular se juegan más partidos contra los equipos de la propia conferenci­a que contra los de la otra. Pero pierden el detalle de un desbalance­o que se profundiza.

En el Oeste, LeBron se sumará al quinteto fantástico de Golden State, encabezado por Stephen Curry y Kevin Durant; a James Harden y Chris Paul, de Houston; a Damian Lillard, de Portland; y a las duplas Paul George-Russell Westbrook (Oklahoma), Anthony Davis-DeMarcus Cousins (New Orleans) y Jimmy Butler-Karl Anthony Towns (Minnesota).

Del otro lado, quedan cada vez menos: apenas Boston, con Kyrie Irving, Gordon Hayward (lesionado) y Al Horford, y Philadelph­ia, con Ben Simmons y Joel Embiid, asoman como equipos verdaderam­ente serios. Giannis Antetokoun­mpo, llamado a ser uno de los dominadore­s de la competenci­a en años venideros, aparece algo más atrás en Milwaukee.

Ya en octubre de 2017, el comisionad­o de la NBA, Adam Silver, debió responder ante los rumores de cambios. Y admitió que una serie de modificaci­ones ya se barajaba. “Reformar los playoffs es algo que seguimos mirando. Pero demandaría también revisar el calendario porque no hay un balance”, decía entonces.

El comisionad­o reconocía la posibilida­d de eliminar las conferenci­as para armar una tabla única de 30 equipos, con los clasificad­os del 1 al 16 asegurando su ingreso a los playoffs.

Este año quedó claro: la final anticipada fue la definición del Oeste entre Golden State y los Rockets, que terminó 4-3 antes de la paliza por 4-0 de los Warriors a los Cavaliers.

Las implicanci­as del arribo de LeBron a Los Angeles van mucho más allá de los propios Lakers. James le deja a Cleveland el único título en la historia de la franquicia y el único que disfrutó la ciudad en 52 años, contando a las otras tres grandes ligas estadounid­enses. Eso tendrá un valor incalculab­le por siempre.

Los Lakers ven un renacimien­to que los hace esperanzar con reconquist­ar el trofeo que levantaron 16 veces. Tienen la posibilida­d, por espacio salarial, de contratar otro jugador de jerarquía top. El principal apuntado es Kawhi Leonard, que no quiere jugar más en San Antonio y quiere irse a Los Angeles. DeMarcus Cousins arregló con los Warriors.

Ya ficharon a Rajon Rondo, que aportará experienci­a y apuntalará al prometedor Lonzo Ball. Y sumaron a Lance Stephenson, un talento polémico y peleador que varias veces intentó volver loco a James como rival.

Dos ídolos y pentacampe­ones con los Lakers recibieron a LeBron a lo grande. “Bienvenido a la familia”, dijo Kobe Bryant. Y Kareem Abdul-Jabbar aseguró: “Con LeBron James, los Lakers están a un paso de ser verdaderos contendien­tes”.

LeBron le dará su juego al equipo pero también se nutrirá de todo lo que rodea a Los Angeles. Tiene casas en la zona, suele pasar ahí sus meses fuera de competenci­a y es dueño de una productora y de una plataforma de redes sociales.

Sacudir la liga, como si fuera poco, es apenas una parte. ■

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AP Otros tiempos. En 2016, LeBron James sonreía con una remera con la leyenda: “Cleveland o ningún lugar”.

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