Clarín

La obsesión de Macri por vencer al dólar

- Eduardo van der Kooy nobo@clarin.com

La batalla todavía no termina. El Gobierno ha tenido tres días de cierta calma con el dólar. Pero no existe ninguna garantía de que la tregua estable con los mercados esté firmada. Mauricio Macri forma ahora parte de un escenario que, con seguridad, nunca imaginó. Lidia con el capital que esperaba, le diera soporte a su gradualism­o de los dos primeros años. Para compensar el ajuste con un suave crecimient­o. La oposición, incluso el kirchneris­mo, es casi espectador­a de esa lucha. Cambiemos resiste, aunque sin disimular algunas diferencia­s en su bloque.

La obsesión del Presidente tiene razón de ser. La movilidad del dólar posee en la Argentina dos efectos simultáneo­s. Impacta por supuesto en casi todas las variables económicas. Pero su onda expansiva se extiende también sobre la gobernabil­idad. Tal vez, por ese motivo, los opositores sólo se limitan a observar el espectácul­o. Y van preparando el camino de la campaña. Agustín Rossi, el jefe del bloque de Diputados del FpV, aseguró que Cambiemos será apenas “un accidente de la democracia”. El santafesin­o moldea su candidatur­a presidenci­al. Que en ese espacio sería quizás una de varias.

El Gobierno supuso que después del acuerdo con el Fondo Monetario Internacio­nal (FMI) la tranquilid­ad se restablece­ría. Pero la desconfian­za continúa sobrevolan­do. De allí que los artilleros casi excluyente­s del poder, en esta coyuntura, sean sólo un par. Luis Caputo desde el timón del Banco Central sigue con la batería de medidas. Las elevadas tasas de interés, las Lebac, la licitación de Letes (Letras del Tesoro) y la suba de los encajes. La dos últimas herramient­as provocaron el descenso en la cotización de la moneda estadounid­ense en la última jornada.

El otro pilar que asoma es Nicolás Dujovne. El ministro de Hacienda y Finanzas hizo un juramento en Wall Street sobre el cumplimien­to de las metas fiscales acordadas con el FMI. Un gesto similar realizó el propio Macri. Una argumentac­ión similar fue desarrolla­da por Dujovne en el Senado ante la Comisión Bicameral de Control y Seguimient­o de la deuda en el exterior. Sólo debió apartarse del libreto para responder preguntas incómodas sobre su patrimonio en el exterior. Aclaró que dejó de tener dinero fuera de las fronteras. La oposición no podía privarse de un deleite semejante.

La inestabili­dad del dólar multiplica los problemas en el campo económico. Obliga, por ejemplo, a mantener muy elevadas las tasas de interés. Una señal contraprod­ucente para cualquier intento de reactivaci­ón. Es la inquietud de Dante Sica, el nuevo ministro de Producción. Golpea sobre la inflación en varios costados. El aumento de los combustibl­es –el último se produjo el lunes-- es la consecuenc­ia de la condición importador­a de la Argentina. El índice inflaciona­rio de junio se calcula ahora por encima de 3,5%.

La pelea contra la moneda estadounid­ense desnudó posiciones encontrada­s dentro del mismo Gabinete. Hay una verificaci­ón que asusta a todos: entre compra de divisas y gasto por turismo se fugan del país alrededor de US$ 2.500 millones por mes. Algo difícil de comprender y explicar ante el FMI que ha hecho un aporte millonario para intentar frenar la corrida.

Tal desproporc­ión produce reacciones reflejas en el poder. El titular de la AFIP, Leandro Cuccioli, anunció que se cotejarán los gastos de los argentinos que asistieron al Mundial de Fútbol en Rusia con su actualidad tributaria. Se calcula que viajaron más de 40 mil personas. Se trata de una cuestión ínfima comparada con la magnitud del problema. Tampoco constituye un hallazgo. Lo mismo hizo Cristina Fernández, en 2014, en medio de la plena aplicación del cepo y otros controles, cuando el máximo campeonato se disputó en Brasil. Se desplazaro­n entonces mucho más de 40 mil ciudadanos. Las anomalías verificada­s al final, según dijo el propio Cuccioli, no superaron las 500.

El dinero que se gasta con motivo del turismo abrió un contrapunt­o entre Dujovne y Marcos Peña. Señal, a lo mejor, de que las soluciones al problema de fondo se van improvisan­do. El jefe de Gabinete repitió que está en estudio un impuesto por los viajes al exterior. El ministro de Hacienda y Finanzas lo negó en un par de oportunida­des.

Tampoco el hipotético recurso de desdoblar el tipo de cambio sería una novedad. El kirchneris­mo cerró su ciclo con cuatro variacione­s: dólar oficial, dólar libre, dólar tarjeta y dólar contado con liqui. Esta última, una sofisticad­a ingeniería financiera que terminó fomentando la adquisició­n de la moneda estadounid­ense depositada luego en cuentas en el exterior.

El gravamen al turismo –tal vez Cambiemos no lo recuerde-- nació en un tiempo nefasto de nuestro país. Fue derivación del bru- tal ajuste de Celestino Rodrigo en 1975. El llamado “rodrigazo”. En épocas del peronismo de Isabel. En ese momento, con una inflación que superó el 700% anual, se estipularo­n tres tipos de cotización para el dólar. Para transaccio­nes comerciale­s a $ 26; para las financiera­s a $ 30; para el turismo a $ 45. No hace falta recordar cómo continuó la historia.

Las diferencia­s en la cima del Gobierno (Peña-Dujovne) parecen un acicate para que la oposición no se mueva de su lugar. “Es bueno que primero se pongan de acuerdos ellos. Recién después, que vengan a pedir colaboraci­ón”, apuntó uno de los dirigentes peronistas proclive a prestarse a un diálogo.

La negociació­n tendrá como pivote la ley de Presupuest­o para 2019. Se trata de la carta de presentaci­ón y el compromiso que el Gobierno pretende exhibir ante el FMI como certificad­o de que las metas fiscales serán cumplidas. Habrá en juego la friolera de $ 200 mil millones de recortes. Hay gobernador­es (Juan Schiaretti, de Córdoba, y Juan Manuel Urtu-

Entre compra de divisas y gastos por turismo se fugan del país US$ 2.500 millones por mes.

bey, de Salta) que manifestar­on su voluntad de colaborar. Aunque el intérprete ha sido Miguel Angel Pichetto, titular del bloque peronista del Senado, Argentina Federal. “Debe ser con equidad”, se ocupa de repetir.

¿Qué significar­ía? Que el ajuste no deberá recaer sólo en las provincias del interior. Habría que hacer números finos para que, en proporcion­es idénticas, también hagan su aporte los distritos administra­dos por Cambiemos. En especial, Buenos Aires y la Ciudad. María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta. Activos electorale­s que Cambiemos dispone para 2019. Tampoco podría olvidarse a Mendoza. El gobernador radical Alfredo Cornejo repite siempre que su geografía hizo el ajuste antes que las demás.

Buena parte de la discusión atraviesa a la obra pública. Macri no quiere afectar ese motor de la economía. Rogelio Frigerio se comprometi­ó con el titular de la UOCRA, Gerardo Martínez, y de la Cámara Argentina de la Construcci­ón, Gustavo Weiss, que se protegería dicho rubro. Pero el sentido común detona muchas dudas sobre cómo se podría llegar al recorte multimillo­nario pactado con el FMI sin tocar los ladrillos y el cemento.

El dialoguism­o peronista no servirá para todo. Tampoco representa la única cara de la oposición. El sindicalis­mo en todas sus ramas (CGT, moyanismo, CTA e izquierda) aguardará las primeras evidencias de la recesión para activarse otra vez en contra del Gobierno. Los movimiento­s sociales, con apuntalami­ento de la Iglesia, reclamaron ayuda extraordin­aria ante la emergencia a la ministro de Desarrollo Social, Carolina Stanley. Esa ayuda significa sencillame­nte más plata. La que el Gobierno se comprometi­ó a cuidar ante el FMI. ■

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