Clarín

La producción industrial de Brasil cayó un 11% en mayo

- Eleonora Gosman egosman@clarin.com

En Brasil culpan a la huelga de los camioneros de mayo último por el derrumbe de la producción industrial. Ese mes los transporti­stas pararon durante 10 días; un lapso suficiente como para provocar una caída de 11% en los bienes fabricados por el país. Pero la Confederac­ión Nacional de la Industria (CNI) no se ha quedado apenas con el dato mensual: estima que no habrá recuperaci­ón en lo que resta del año por cuenta de la falta de confianza empresaria­l. Ese es uno de los componente­s de la pesada herencia que recibirá el próximo gobierno; los otros son el elevadísim­o déficit fiscal, una deuda interna creciente y un desempleo del 13% de la población económicam­ente activa.

El resultado fue “tan malo” que llevó el nivel de producción fabril al que se registró en diciembre de 2003. Así lo señaló el Instituto Brasileño de Geografía y Estadístic­as (IBGE). La institució­n oficial indicó que el volumen fabricado está 24% abajo del récord que se había alcanzado en mayo de 2011. No solo la huelga transporti­sta provocó semejante retroceso. También se debió a la desocupaci­ón y la caída salarial que empujó el consumo cuesta abajo. Prueba de esto es el pésimo desempeño del sector de bienes durables, generalmen­te asociado a la demanda doméstica. Se achicó 27,4%. Peor aún le fue al sector automotor: cayó un 30%.

Pero hay otro dato tremendame­n- te revelador, que deberá influir fuerte los próximos meses. La producción de bienes de capital, utilizados por la propia industria, cayó 18,3%. Una pregunta surge a partir de estos números dramáticos: qué puede ocurrir con los autos, uno de los pilares claves de la economía brasileña. Según datos de la Federación Nacional de Distribuci­ón de Vehículos Automotore­s, el comercio de autos, maquinaria­s agrícolas y camiones descendió un escalón considerab­le: las patentes cayeron 7,4% respecto de abril. La huelga de camioneros fue clave. “Ese paro afectó porque no se recibían materias primas para la producción. Pero también porque el stock de bienes no podía ser distribuid­o en el mercado. De modo que no justificab­a para las empresas seguir produciend­o al mismo ritmo”, indicó André Macedo, director de estadístic­as del IBGE.

Huelga y caída de consumo fueron de la mano de la desconfian­za empresaria­l. Nadie apuesta a la normalizac­ión productiva para este año. Y eso significa postergar planes de inversión. En el espíritu de retracción influye la inminencia de las elecciones de octubre, que continúan bajo un cuadro incierto. Por ahora, el único que parece perfilarse como eventual sucesor de Michel Temer es el ultraconse­rvador Jair Bolsonaro, que prometió ajustarse al programa de corte más neoliberal. Pero existen otros candidatos como Ciro Gomes que podrá crecer si el Partido de los Trabajador­es le da su apoyo definitivo, y que dijo que podrá revisar la reforma laboral aprobada en el primer año del gobierno de Temer.

Además, influye con fuerza la situación internacio­nal, como el panorama económico de Argentina. ■

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