Martínez, ese catalán que conduce a la mejor selección belga de la historia
Roberto Martínez luce calmo hasta en esos momentos en los que el fútbol se hace angustia. No lo perturba ni un penal en contra mal cobrado. Y su sonrisa es módica incluso en las victorias grandes. Ahora, es el entrenador de la mejor generación de futbolistas belgas de todos los tiempos. Ya no es aquel administrador de recurso escaso en nombre de milagros, como aquella conquista de la FA Cup con el Wigan, hace un lustro. Ahora está a cargo de un plantel capaz de sorprender en la Copa del Mundo.
Lo piensan muchos en Bruselas, en Brujas y en muchos otros rincones del mundo: si Bélgica elimina a Brasil todo puede suceder. Incluso la gloria inédita de levantar el máximo trofeo, el más deseado y universal.
En eso anda este hombre que la semana próxima cumplirá 45 años. Rapado, elegante al vestir y al hablar, despojado de exageraciones, invariablemente enfocado. Incluso ahora que su nombre asoma como el del principal candidato a hacerse cargo del seleccionado español. Este catalán de Balaguer, futbolista que no escuchó aplausos, dice ahora: “Sólo pienso en mi equipo. Y en Brasil. Hoy no hay futuro”, comenta.
Cuentan quienes lo vieron jugar como mediocampista que no era gran cosa su fútbol. Merodeó en las categorías menores del fútbol español y del británico. Como técnico se transformó. Les dio vida a equipos menores. Dirigió al Swansea y al Wigan. Protagonizó. Condujo al Everton. Saltó al seleccionado belga, en 2016. Los números son estupendos: 18 victorias, cinco empates y una derrota.
No anda con vueltas ni rebusques. Es sencillo para conducir. Y para decir: “Deseamos jugar contra Brasil y lo haremos con naturalidad y sabiendo que tenemos que salir a disfrutar. Seremos nosotros sobre el terreno de juego. Cuando estás en unos cuartos de final y juegas ante Brasil no necesitas motivación extra”, contó en su última aparición pública. La próxima vez que aparezca en escena su equipo hablará por él. ■