Temporada de balances
La Orquesta Sin Fin, junto a las cantantes Nadia Larcher y Micaela Vita, estará a cargo de “Invierno”.
El ciclo Estaciones Sinfónicas se reveló como uno de los proyectos más interesantes en esa búsqueda de reunir a la música popular con una orquesta sinfónica. Un encuentro en donde se potenciaron las virtudes de cada uno de esos mundos al punto que esa supuesta dicotomía entre lo culto y lo popular quedó desterrada. La Orquesta Sin Fin, del pianista Ezequiel Mantega y de la flautista Paulina Fain, hará su última presentación con Invierno, mañana a las 20, en el Sala Sinfónica del CCK con Nadia Larcher y Micaela Vita como cantantes invitadas.
Durante la charla con Clarín tanto Fain, como Larcher y Vita destacaron que el ciclo aportó en lo musical una nueva sonoridad, una mirada con- temporánea de la música argentina. -¿Cuál es el balance del ciclo?
Fain: Muy bueno; la propuesta fue poner en ese vestuario sinfónico a canciones argentinas y tener la oportunidad de trabajar con cada uno de los artistas que participaron de este ciclo. Aca Seca presentó su flamante disco Trino, Duratierra su trabajo Cría, y con Larcher se hizo una selección de canciones de compositoras argentinas. Con cada propuesta vivimos un proceso: el logro es haber podido difundir a diferen- tes artistas haciendo una música orquestada con arreglos específicos para cada concierto. La Orquesta Sin Fin no es una orquesta estable y ese factor nos posibilitó una gran libertad en términos de ensayos y de repertorios, y el trabajo hecho por Mantega como director y arreglador es muy importante.
-¿Cómo será este cierre del ciclo? Fain: Después de haber invitado a diferentes artistas decidimos que este concierto de cierre tenga más presencia de la Orquesta Sin Fin, entonces habrá composiciones originales de Mantega, unas canciones que escribí y que serán interpretadas por Nadia y Micaela, y también harán canciones de sus presentaciones anteriores con la orquesta.
Respecto a las cantantes, tanto Vita como Larcher, dos de las voces más frescas de la canción popular, hicieron hincapié en la potencia emotiva que genera el respaldo orquestal. “Es una experiencia importante. Para Duratierra fue un sueño cumplido. Trabajar con 32 músicos generó una energía especial. Sentí que jugábamos con emociones hechas sonidos. Yo lo ubico como un hito en la carrera. Se logró una intimidad profunda en la Ballena Azul, como cuando tocamos en espacios pequeños”, dice Vita.
Para Nadia fue una experiencia nueva porque se armó desde cero. “Nada que venía haciendo sino que armamos un eje conceptual con compositoras argentinas contemporáneas y encontramos a artistas tremendas. Fue una selección difícil, pero hicimos un recorte que buscó mostrar la importancia del trabajo de la mujer en la música. Nutrimos ese trabajo con entrevistas con las compositoras y luego vino el trabajo sonoro, que fue importantísimo. El concierto fue un momento diferente”, concluye Larcher. ■