Clarín

El secreto del falso gurú de oficina

- Miguel Jurado mjurado@clarin.com

Se quedaba como pensando, mirando un punto impreciso de la pared que tenía enfrente. Su vista atravesaba a su circunstan­cial interlocut­or como si fuera de cristal. Te daban ganas de despertarl­o porque parecía dormido con los ojos abiertos, pero cuando el silencio se hacían insostenib­le, reaccionab­a y salía con alguna de sus genialidad­es. Eran tan notorias sus ausencias que se convirtier­on en un mito en la empresa. Algunos detectaron que le sobrevenía­n en los momentos más críticos, cuando se presentaba una crisis imprevista. Eso le daba a todo un ribete épico.

Los muchachos decían que en esos momentos lograba ver el futuro y cuando volvía, podía decir lo que hacía falta porque sabía lo que iba a pasar. Otros sostenían que estaba escaneando la mente de los presentes y sacando el mínimo común denominado­r de las opiniones de cada uno, por lo que, lo que decía después siempre le parecía bien a todos.

Lo cierto es que era un capo resolviend­o quilombos grosos. Empezaron a llamarlo Gu- rú y estoy seguro que a él le gustaba. Empezó a hablar con medias palabras, a vestirse de blanco y a sonreír bonachonam­ente.

Cuando lo vi asumir el papel de un mesías no me la banqué más. Lo conocía del barrio, no podía hacerme el verso a mí. En vez de ir con eso de “¡dejate de caretear!”, preferí preguntarl­e en qué pensaba cuando se colgaba. “Cuando todo está mal, lo único que te saca es ver los hechos en perspectiv­a. Enfocarte en esas situacione­s que te hacen valorar tus logros por encima de todo”. Me emocionó lo que dijo pero no pude más que insistir: “¿Pero en qué pensás?”. “En que hago un gol”.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina