Clarín

El Senado arranca el debate por el aborto mientras la Iglesia redobla su ofensiva

Los arzobispos de Buenos Aires, Tucumán y La Plata fueron ayer muy duros con la legalizaci­ón. Se sumaron a las críticas del Episcopado el último domingo en Luján.

- Sergio Rubin srubin@clarin.com

Los arzobispos de Buenos Aires, Tucumán y La Plata se pronunciar­on ayer muy fuerte contra la posible sanción de la ley en sus homilías, después de que el presidente del Episcopado hiciera lo propio en Luján. Hoy empiezan las audiencias con expertos en la Cámara alta.

La Iglesia embistió con fuerza y a repetición este fin de semana largo contra el proyecto de legalizaci­ón del aborto. Cuando aún seguían los ecos de la multitudin­aria misa que medio centenar de obispos concelebró este domingo en Luján, el arzobispo de Buenos Aires, cardenal Mario Poli, volvió a la carga ayer temprano, en ocasión de un encuentro del movimiento de la Renovación Carismátic­a en el Luna Park. A media mañana fue el turno en Tucumán del arzobispo local, monseñor Carlos Sánchez, en el tradiciona­l tedeum por la celebració­n del 9 de Julio. Mientras que en La Plata, el obispo Víctor Fernández, le sugirió a Mauricio Macri que vete una posible ley de aborto, en caso de que sea sancionada, como hizo el presidente uruguayo Tabaré Vázquez, si es que “tiene una profunda convicción sobre el tema”, dijo. Hoy arranca en el Senado el debate con un centenar de oradores previstos.

Ante miles de fieles fervorosos, que rezaban con los brazos extendidos y las manos abiertas, caracterís­tico de los carismátic­os, Poli dijo en la homilía de la misa que abrió el encuentro que “no es progresist­a pretender resolver los problemas eliminando una vida humana”. Añadió que “nos duele y entristece que se piense en legislar para que muchos argentinos que se están gestando en las panzas de sus mamás no puedan entrar en la fiesta de la vida en esta Argentina que es para todos”. Señaló que “igualmente sagrada es la vida de los pobres que ya han nacido, que se debaten en la miseria, el abandono, la postergaci­ón, la trata de personas, la eutanasia encubierta para enfermos y ancianos privados de atención”.

El cardenal comenzó recordando que diez días después de la Declaració­n de la Independen­cia, cuando fue juramentad­a, se agregaron “unas palabritas: libre e independie­nte de cualquier esclavitud extranjera. Una consigna -subrayó- para que la Argentina no se arrodille ante nadie, para que mantengamo­s la identidad na- cional que tanto deseamos, que está como imbricada en nuestra fe cristiana”. En ese sentido, señaló que “nos duele que, con la falaz argumentac­ión de ponernos a la altura de naciones progresist­as e imitar sus conquistas copiemos legislacio­nes de muerte y no de vida. Pongámosle nombre -clamó en medio de aplausos-: ¡eso es dependenci­a humillante!”.

Luego, en la catedral de la capital tucumana, sin la presencia del presidente Mauricio Macri, pero ante la vicepresid­enta Gabriela Michetti, y el gobernador de la provincia, Juan Manzur, monseñor Sánchez afirmó que “el aborto es muerte de un inocente, de un niño, de un argentino. Y nadie tiene derecho a eliminar volun- tariamente la vida de un ser humano. Porque ‘vale toda vida’”, dijo al citar el lema que eligió la Iglesia para oponerse a la legalizaci­ón del aborto.

Argumentó que “en la base y fundamento de toda sociedad está el valor inalienabl­e de la vida, por lo que pidió respetar “este derecho fundamenta­l que tiene todo ser humano, todo argentino. Hoy nuestro pueblo heredero de los valores que nos legaron nuestros próceres -indicó- decimos que vale toda vida”.

El domingo, en Luján, el presidente del Episcopado, monseñor Oscar Ojea, había dicho que los obispos “estamos perplejos y dolidos” ante la eventual legalizaci­ón del aborto porque “sería la primera vez en dictarse en tiempos de democracia una ley que legitime la eliminació­n de un ser humano por parte de otro ser humano”. Y señaló que “el aborto no es un derecho, sino un drama”.

La sucesión de declaracio­nes y gestos de miembros de la Iglesia en menos de 24 horas se producen ante una votación en el Senado - fijada para el 8 de agosto- que se presenta como muy reñida, acaso mucho más de lo que se presentaba en la Cámara de Diputados, donde el proyecto fue aprobado tras un largo y encendido debate y una ajustada votación.

Hasta ahora la Iglesia había insistido en que la cuestión del aborto no es centralmen­te religiosa, sino moral porque, a su juicio, implica eliminar una vida humana. Pero sobre todo con la misa en Luján, el encuentro con los carismátic­os y el tedeum también apeló a su dimensión religiosa para sumar un factor más de presión sobre los senadores. ■

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JORGE SÁNCHEZ Mario Poli. “No copiemos las leyes de la muerte”, dijo el arzobispo porteño.
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Carlos Sánchez. “El aborto es la muerte de un inocente”, dijo el arzobispo de Tucumán.

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