Una renuncia deja al gobierno británico al borde del colapso
Dimitió su canciller, Boris Johnson, sustituido por Jeremy Hunt, ex jefe de Sanidad. Poco antes se había ido el negociador con Bruselas. Todo debilita a la premier May.
El canciller Boris Johnson presentó su renuncia en desacuerdo con la estrategia para salir de la Unión Europea. La primera ministra Theresa May, cada vez más debilitada.
La primera ministra británica Theresa May tiembla en su cargo después de las renuncias de Boris Johnson, su canciller y aspirante a reemplazarla, y de otros dos ministros por no apoyar a la premier en el “Brexit blando (soft)”, que propuso el viernes a su dividido gabinete en Chequers, su casa de campo.
Después de la partida quijotesca del secretario del Brexit, David Davis, y su cáustica carta de dimisión asegurando que los británicos no van a tener control real sobre la legislación, Theresa May aceptó ayer la renuncia de su canciller, Boris Johnson. A última hora, Downing Street confirmó que el nuevo ministro de Relaciones Exteriores será Jeremy Hunt, ex titular de Sanidad, quien defendió la permanencia en la Unión Europea (UE) durante la campaña del referéndum celebrado en junio de 2016.
Boris informó a la tarde a Downing Street que se iba mientras se mudaba con su familia de su casa oficial en Carlton Garden a la suya en Islington. Pocos minutos después, Theresa May explicaba cuál era su versión del Brexit para defender los intereses britá- nicos en su divorcio con Gran Bretaña en la Cámara de los Comunes británica. Pero entre los diputados Torys reinaba el mismo ambiente que cuando el entonces canciller Geoffrey Howe lanzó la primera andanada para desalojar a la primera ministra Margaret Thatcher del poder.
La partida de Boris del gobierno sacude la fragilidad de May, que carece de mayoría parlamentaria. Si quiere imponer su soft Brexit, debe apelar a los votos laboristas. El ex canciller, periodista y líder de la campaña por el referéndum, nunca ha disimulado su interés en ser el nuevo líder conservador y no podía quedarse en el go- bierno con el modelo de “soft Brexit” que May impuso en Chequers. Pero con las horas crece la rebelión en los filas de los euroescépticos y la posibilidad de un voto de confianza a la primera ministra. Si ella se salva es porque los británicos podrían hacer prevalecer los intereses nacionales en su negociación con el Brexit.
En su briefing vespertino a la prensa, el vocero de May dijo que “la primera ministra resistirá cualquier desafío parlamentario que quiera desalojarla del poder”. Una ruta riesgosa para la premier, cuando el partido conservador está dividido como nunca y ella va a defender su propuesta de Brexit publicada en Chequers. Con sus amenazas, los Brexitiers buscan que ella cambie de rumbo con respecto al Brexit.
Boris Johnson, el excéntrico canciller e ideólogo del Brexit, renunció por no coincidir con el Soft Brexit que Theresa May impuso el viernes a sus ministros en el retiro espiritual de Chequers, su casa de campo. “Es como lustrar un sorete”, dijo descriptivamente Boris, el mismo día que May presentaba a los europeos y antieuropeos de su gabinete su “modelo de Brexit”, tras 24 meses de espera y con tono de maestra de escuela.
Dos años para construir una propuesta sobre el Brexit y dos días para que su gabinete estallara en pedazos. El líder laborista Jeremy Corbyn fue quien lo sintetizó mejor: “La ilusión de un gabinete unido duró 48 horas y ahora tenemos una crisis de gobierno. Lejos de ser estable y fuerte. Hay ministros tirados por la borda y el barco se está hundiendo. En el peor momento posible”.
La convicción general es que los conservadores no pueden cumplir con el Brexit. Aunque la premier Theresa May rechazó la idea de convocar a un segundo referéndum para consultar a la población británica y chequear si han cambiado de opinión,
El canciller se fue por no coincidir con el “Brexit blando” que quiere la primera ministra May.
ante la interpelación de un diputado laborista.
Con la renuncia de Johnson y sus aspiraciones de reemplazarla en el cargo, un desafío parlamentario a su liderazgo la acecha, organizado por los más duros de los Brexitiers, que debe aprobar el Comité 1922, que la entronó sin consulta partidaria.
May reemplazó al secretario del Brexit, el ex veterano de las fuerzas especiales David David por Dominic Raab, un furioso euroescéptico de su gabinete, mientras trata de contener la rebelión y el desencanto entre la línea dura del Brexit.
En la interpelación parlamentaria, la premier May explicó que se había conseguido un modelo de aduana amistoso para los negocios con la UE y que Gran Bretaña va a tener la capacidad de acordar sus propios acuerdos comerciales.
La unión aduanera no es parte de su plan de negociación con la UE. “Este es el verdadero Brexit”, anunció. Según la primera ministra, “el nuevo modelo de Brexit va a acelerar las negociaciones durante el verano, crear una nueva relación en el otoño e irse de la UE en marzo del 2019”.
Esta monumental y al mismo tiempo teatral crisis política en Gran Bretaña surge cuando el presidente norteamericano Donald Trump llega al Reino Unido el próximo jueves y tiene previsto entrevistarse con la reina Isabel y con la primera ministra , si ella todavía continúa en el poder. Todo en medio de fuertes protestas el viernes contra la presencia del líder de la Casa Blanca.