Europa y los hijos de la inmigración, entre el orgullo y la perplejidad
Los descendientes de inmigrantes los tienen como ejemplo. Para los partidos políticos, se trata de un dilema.
Europa vive desde hace años un auge de los partidos ultraderechistas, abierta o disimuladamente xenófobos, amigos de atizar el odio al inmigrante, al extranjero, sobre todo si es pobre o llega desde culturas diferentes. Hace una década se los veía como marginales que atraían pequeños porcentajes de votos. Hoy están en el gobierno de países clave de la UE como Italia (los neofascistas de ‘La Liga’), Austria (FPO) o Hungría (Fidesz).
La ultraderechista Marine Le Pen quedó segunda en las últimas presidenciales francesas, el ‘Brexit’ –movimiento en parte basado en fomentar el odio al extranjero- ganó en las urnas y en Bélgica forma parte del gobierno el NVA, nacionalista flamenco y también pintado de xenofobia.
En este ambiente político, donde la llegada de migrantes a través del Mediterráneo bajó drásticamente entre 2015 y 2018 y parece poner contra las cuerdas a Europa, tres de las cuatro selecciones semifinalistas del Mundial -Bélgica, Francia e Inglaterra- tienen en común que están llenas de jugadores surgidos de la inmigración.
Los clubes de estos países cuidaron a sus talentos en los últimos años sin mirar colores ni orígenes. Millones de niños nacidos en Europa de padres inmigrantes los ven como ejemplos. Las voces que se quejan de esa presencia en sus selecciones son cada vez menos, aunque algunos partidos políticos se mueven estos días con una incomodidad manifiesta.
Sin ellos, Bélgica, Francia e Inglaterra serían equipos mucho peores. Con ellos, aspiran a levantar el próximo domingo en Moscú la Copa del Mundo. Salgan campeones o no, estos jugadores normalizan la presencia de los nuevos belgas, los nuevos franceses, los nuevos ingleses, los niños que vinieron de más allá del mar.
De los 23 franceses, 18 nacieron en el extranjero o son hijos de inmigrantes. Sus raíces están en España, Congo, Filipinas, Haití, Camerún, Marruecos, Mali, Senegal, Guinea-Conakry, Togo, Angola, Alemania, Portugal, Argelia y Mauritania.
Entre los 23 belgas, 11 nacieron fuera del país o de padres inmigrantes. Es lo normal en Bruselas, donde el 63% de la población tiene origen extranjero, una tasa que sólo supera Dubai. En la selección hay varios jugadores originarios de Congo, antigua colonia belga en África. También de la Martinica francesa, Marruecos, Portugal, España, Mali o Kosovo.
Inglaterra reúne 10 jugadores nacidos fuera del país o de padres inmigrantes. Además de 5 con origen en Jamaica, los hay de Guyana, San Vicente y Granadinas, Saint Kitts y Nevis, Nigeria o Ghana. Harry Kane, super goleador, es de padre irlandés. ■