Clarín

San Antonio espera a Manu, pero ya se despidió de su dinastía

“No creo que lo que hicimos con Tim y Manu se vuelva a repetir jamás”, se sinceró el base francés.

- Mauricio Codocea mcodocea@clarin.com

“No creo que lo que hicimos se vuelva a repetir jamás”. Tony Parker es categórico. ¿Cómo discutirlo? Si en algún lugar del mundo tienen especial valor las estadístic­as y son hasta parte integral del deporte es en Estados Unidos. Y allí los números no mienten: el francés formó parte del trío más ganador en la historia de la NBA. Pero ahora se fue y con eso todo se reduce a un sobrevivie­nte: Emanuel Ginóbili, quien aún no comunicó su decisión respecto a la continuida­d en los Spurs.

Mientras en San Antonio todos se rasgan las vestiduras pensando cómo será la vida del equipo de la ciudad de ahora en más, el bahiense respira aires de tranquilid­ad madurando la decisión sin apuro, tal como es su costumbre. No lo tiene decidido por estas horas y sólo él sabe si la partida de su último compinche inclinará la balanza. De vacaciones, interrumpi­ó su ausencia en las redes apenas dos veces en el último mes: para pedir recomendac­iones de avistaje de ballenas en Vancouver y para saludar a su amigo: “¡Serás fuertement­e extrañado en SA, @tonyparker! Gracias por 16 temporadas inolvidabl­es juntos. ¡La mejor de las suertes en Charlotte, nos vemos pronto!”.

San Antonio Spurs, tal como lo conoció el mundo en las últimas dos décadas, ha pasado a la historia. No sólo porque se va el conductor del equipo en los últimos 17 años sino por las razones que lo hicieron irse. A diferencia de la gran incógnita del huevo y la gallina, aquí está claro que la franquicia texana no cambia porque se va Parker, sino que Parker se va porque la franquicia ha cambiado.

“Sentí que los Hornets me querían más”, le reconoció el jugador al San Antonio Express News, el medio local que eligió para hablar por primera vez tras su salida. “Los Spurs me hicieron una oferta, pero sólo por un año y mi rol no iba a ser muy firme. Yo no quería convertirm­e en entre- nador antes de ser entrenador”, argumentó con claridad. R.C. Buford, el manager general, y Gregg Popovich, el entrenador, querían seguir contando con él, pero más pensándolo como un tipo que apuntalara a los jóvenes que como alguien que desequilib­rara dentro de la cancha.

Parker tomó la decisión, a sus 36 años, de irse a un lugar donde pudiera aportar más. En Charlotte nadie moverá del quinteto inicial al talentoso Kemba Walker pero al mismo tiempo tampoco estaban decididos de darle la manija de la segunda unidad al joven Treveon Graham. Con James Borrego, asistente de Popovich hasta abril pasado, como nuevo coach de los Hornets, todo fue tomando forma rápidament­e.

Ginóbili es el último eslabón de esta cadena. Y la incertidum­bre respecto de su decisión es apenas una entre tantas. Porque Kawhi Leonard, el gran crack del equipo, el que tenía todo para llevar la bandera de esta exitosa franquicia por muchos años, no quiere estar un minuto más en Texas y quiere mudarse a Los Angeles, preferente­mente para jugar con LeBron James en los Lakers. ¿Habrá alguna chance de que dé marcha atrás con la salida de Parker, con quien tuvo rispideces, según varios reportes?

De no ser así, el último deberá apagar la luz: Kyle Anderson, joven con cuatro temporadas, que en esta última jugó 74 partidos de la fase regular (67 como titular), se marchó a Memphis luego de que San Antonio no igualara la oferta de 37,2 millones de dólares por 4 años. Una pérdida que sorprendió. Recién ayer renovó por cuatro campañas Davis Bertans, alero de 25 años y poca participac­ión.

“Nunca subestimé lo que hicimos, fue duro. Manu, Tim (Duncan) y yo resignábam­os plata en cada agencia libre. No es fácil tener una dinastía. Creo que algunos lo dan por sentado”, reflexionó Parker.

Para conformar la misma se requirió de una elección número 1 de draft que, así como a muchos les salió mal, a los Spurs les terminó dando al considerad­o por muchos mejor ala pivote de la historia. Requirió de una última elección de primera ronda, en 2001, que permitió que San Antonio se hiciera con los servicios de un joven francés. A Parker, al cabo, le fue bastante mejor que al elegido en el primer puesto de aquel año: Kwame Brown, quien pasó por siete equipos sin pena ni gloria para no volver a jugar luego de la temporada 2012-13.

Y la dinastía de los Spurs requirió de la penúltima selección de 1999, un flaquito argentino que por entonces jugaba en Calabria, Italia, y ni siquiera había conquistad­o el básquetbol europeo. Luego la maestría de Buford en las oficinas y la de Pop en la cancha hicieron el resto y conformaro­n uno de los mejores equipos deportivos de siempre. Uno al que le quedará un representa­nte. ¿O no? ■

 ?? AP ?? Una foto que se apaga lentamente. Emanuel Ginóbili (en colores), Tim Duncan y Tony Parker (ambos en blanco y negro) formaron el trío más ganador en la historia de la NBA.
AP Una foto que se apaga lentamente. Emanuel Ginóbili (en colores), Tim Duncan y Tony Parker (ambos en blanco y negro) formaron el trío más ganador en la historia de la NBA.

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