Tomar de ejemplo la enseñanza de vida del rescate en Tailandia
Durante más de dos semanas, muchos vivimos pendientes del grupo de chicos y su entrenador atrapados en una cueva en Tailandia. Hoy, aliviados por la noticia del exitoso rescate y honrando a quien dio su vida como rescatista por ayudarlos, no dejo de pensar en la excepcional enseñanza que nos han brindado padres, pequeños, entrenador, rescatistas y el pueblo tailandés.
Al margen de analizar (que sin duda harán en su debido momento) los errores cometidos que llevaron a tener que pasar por esta situación, optaron por el cuidado de las personas con una visión positiva de unión, cordura y temple. El entrenador ofreció su entrega total por proteger y contener a los chicos y su perdón a los padres. Los padres no dudaron en contener al entrenador y agradecer que estuviera conte- niendo a sus hijos. Hasta que se hubiera rescatado a todos los niños, los padres no supieron los nombres de los que iban saliendo. ¿Por qué? Porque cada chico dentro de la cueva o fuera de ella, era el hijo de todos y cada uno. Estaba todos unidos en la angustia y la esperanza.
Este excepcional ejemplo ante tan excepcional circunstancia, es el ejemplo de que el ser humano puede superarse y elegir caminos distintos a los habituales que sean mejores para todos, dejando hasta el alma y entregando el corazón y la razón por el bien común por sobre el interés personal. Por más válido y entendible que este sea. Sabiendo que estamos todos en el mismo barco de la vida.
¿Podremos tomar como pueblo argentino este mismo camino? ¿Podremos nosotros, tomar caminos de entendimiento, de valoración por la vida humana, de contención mutua, de razonamiento dejando también de lado egoísmos? ¿Podremos pensar que toda vida es valiosa y buscar otros caminos que no sean la muerte de una de ellas, bajo la excusa de que es inevitable?
Toda vida vale. Toda vida vale, y el ejemplo del pueblo tailandés lo ha demostrado. Jacquelina Bueri jmbueri@gmail.com