Clarín

Corazón de Croacia A la final contra Francia

Perdía con Inglaterra, pero demostró carácter y lo ganó 2-1. El domingo va por el Mundial en Moscú. Los goleadores. Mandzukic y Perisic.

- MOSCÚ. ENVIADO ESPECIAL Enrique Gastañaga egastañaga@clarin.com

Está prohibido cerrar los ojos. Resulta un desperdici­o no mirar. Es un momento sublime, para gozar. Todo de la mano de esos croatas valientes en el esfuerzo, pero mucho más en el juego. Se acaba el partido. Es la explosión. Es para ver y sentir. Mandzukic corre desde el banco hacia la cancha llevando a upa y exaltando a Modric, al fenómeno, al que reinventó a su equipo pidiendo la pelota y moviéndose, ofreciéndo­se al toque y a la descarga. Ahora festejan todos detrás del arco de los dos goles de la hazaña. Pero hay uno que falta. Que no llega porque no puede caminar. Es Perisic, el dueño del primer grito y el que abrió el segundo, el que no paró de ir y de venir, de lastimar, si hasta arengó a su gente cuando se advertía que Inglaterra estaba superada por esa furia croata.

Vale la pena el Mundial. Tiene fantasía. Tiene un cuento. Y te lo cuenta Croacia. A esta aventura rusa marcada por los goles de pelota parada, por la receta con la que Francia ya había saltado a la final y con la que Inglaterra había empezado a mandar desde bien temprano en el resultado, Modric y compañía le contrapone­n el atrevimien­to para proponer una construc- ción distinta. Se aferró a la pelota Croacia y se rebeló a los inventores de este juego sensaciona­l hasta darlos vuelta y ponerlos de rodillas. Fue una lección de fútbol, de hambre y de coraje.

Sin palabras se quedó Inglaterra, una selección joven, fresca, gestada desde el poder económico de la Premier, con influencia­s de Pochettino y Guardiola que acepta su técnico Southgate, con una idea saludable pero desbordada por la ambición croata que fue creciendo a medida que avanzaba el partido.

Entre todas las virtudes que Inglaterra sabe explotar, también se hallan las jugadas con pelota detenida. Por eso a los 5’ ya ganaba con un tiro libre fabuloso de un hombre de Pochettino, el carrilero derecho Trippier. El primero por esa vía, para sumarse a cuatro que habían llegado de córners y tres de penal.

La primera media hora, sin dudas, fue el momento inglés. Sin deslumbrar, con convicción, sosteniend­o el ritmo y la ambición, dos veces en una misma jugada lo tuvo Kane. Y Lingard, de frente al arco, pateó afuera tras una pausa celestial de Dele Alli. A Croacia el tiro libre de Trippier le alteró sus planes. Después de haber dejado en el camino a Rusia y con el desgaste acumulado por los alargues jugados en las series de octavos contra Dinamarca y de cuartos frente a Rusia superadas por penales, el técnico Dalic imaginó un partido para no perder el mediocampo. Por eso apeló a los mismos hombres y a la misma estrategia que había utilizado contra Argentina: sacó a un delantero como Kramaric y puso a un volante de contención como Brozovic para ubicarse como vértice más retra-

sado del triángulo que completaba­n Rakitic y Modric.

Intentó Croacia equilibrar el resultado manejando la pelota, moviéndola, pero sin demasiada profundida­d. Modric y Rakitic la administra­ban. Rebic por la derecha y Perisic por la izquierda trataban de erosionar. Pero a Mandzukic adentro no lo descubrían. Por eso no hubo chances claras croatas en la etapa inicial a pesar de ostentar la posesión, apenas situacione­s que quedaron en aproximaci­ones por cierres justos de Stones y de Young y porque Rakitic no halló ángulo para patear tras una salida apurada de Pickford con los pies.

Ninguna oportunida­d de Croacia había sido tan nítida como ese tiro de Perisic que iba a la red y rebotó en Walker, en una acción que se había construido por la movilidad de Modric. Esa búsqueda, si bien no era brillante, merecía más. Y al ratito de ese flash, los mismos protagonis­tas con epílogos inversos: Perisic anticipó a Walker y mandó a la red el centro de Vrsaljko. Enseguida el palo le negó el 2-1 a Perisic.

Southgate metió a Rashford por el inadvertid­o Sterling para recuperar oxígeno arriba. Lo perdió Lingard. Pero Croacia ya manejaba el mediocampo con un Modric descomunal y un Perisic filoso. Así Mandzukic sacudió las manos de Pickford. Así Perisic, sin arquero, la tiró por arriba. Como ninguno había exprimido su momento, representa­ba un acto de justicia el alargue.

Con otra pelota parada casi lo gana Inglaterra: cabeceó Stones y Vrsaljko la sacó en la línea. Igual más resuelto parecía Croacia: con Kramaric (delantero) por Brozovic (volante de marca), no quería penales. Perisic se lo sirvió a Mandzukic y Pickford tapó. En el ST del alargue, no hubo quien frenara ese tiro de Mandzukic, tras la peinada de Perisic y la lenta reacción de Stones.

La final la jugarán las dos seleccione­s que aplastaron a Argentina. Francia y su calculador­a se la ganaron en San Petersburg­o. Aquí, ahora, lo hicieron Croacia y sus emociones.

 ??  ??
 ?? REUTERS ?? El gran festejo. Mandzukic grita el segundo de cara a sus hinchas. Fue en el minuto 109 de un partido inolvidabl­e para Croacia, finalista por primera vez de una Copa del Mundo.
REUTERS El gran festejo. Mandzukic grita el segundo de cara a sus hinchas. Fue en el minuto 109 de un partido inolvidabl­e para Croacia, finalista por primera vez de una Copa del Mundo.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina