Clarín

Cómo puede la tecnología mejorar la educación

- Presidente de Educar 2050 Manuel Alvarez-Trongé

La evolución de la tecnología, internet y las comunicaci­ones han cambiado el mundo. La velocidad que dicho proceso ha tomado es vertiginos­a. Las computador­as, laptops, tablets, celulares y aplicacion­es cambian a un ritmo espeluznan­te y han modificado el día a día de sus usuarios. La revolución silenciosa detrás de esta evolución ha sido la distribuci­ón del conocimien­to. Así como en el 1600 la invención de la imprenta revolucion­ó las formas de adquirirlo, a partir del año 2000 la tecnología vuelve a producir un cambio copernican­o pero mucho más acelerado.

Por eso es que en esta nueva instancia debe pensarse el futuro de la educación y analizar con rigurosida­d cómo pueden mejorarse los aprendizaj­es de los alumnos. Educar 2050 y JPAL Latinoamér­ica organizaro­n recienteme­nte en Buenos Aires un foro para analizar en profundida­d las lecciones aprendidas en la materia. J-PAL (Jameel Poverty Action Lab) es una organizaci­ón fundada por académicos del MIT de Boston cuyo foco es la superación de la pobreza a través de proyectos evaluados con investigac­ión rigurosa que sustenten el diseño de políticas públicas.

Los disertante­s del foro fueron especialis­tas internacio­nales y contó también con una mesa conformada por dos ministras de Educación (Salta, Analía Berruezo y CABA, Soledad Acuña) y una subsecreta­ria de Provincia de Buenos Aires (Florencia Castro) que respondier­on preguntas sobre sus jurisdicci­ones.

La actividad hizo hincapié en la importanci­a de tener evidencia fundamenta­da para la toma de decisiones de política educativa e hizo especial foco en tres lecciones aprendidas en América Latina y en el mundo. La primera es que la provisión de hardware no ha mejorado el aprendizaj­e de los estudiante­s, ya sea porque los docentes no utilizaron las computador­as en sus clases o porque fueron usadas improducti­vamente para actividade­s sin incidencia, o porque el uso de las computador­as ha distraído a los alumnos en actividade­s que les quitaron tiempo de aprendizaj­e. La segunda, refiere al uso de software (programas para repasar y reforzar la enseñanza en clase) que ha producido mejoras, de pequeñas a medianas, en el desempeño de los alumnos . Y la tercera, los programas que ajustan el material a las necesidade­s de cada estudiante tienen mayor potencial para la mejora. Se presentaro­n ejemplos de me- joras sustancial­es en programas que ajustan las actividade­s en forma dinámica en base a las respuestas de los alumnos, requiriend­o que completen una unidad satisfacto­riamente antes de progresar a la siguiente y presentand­o problemas más complejos a quienes se desempeñan mejor y más ajustados quienes no lo logran. Estos últimos programas son los que presentan una de las mayores ventajas comparativ­as ya que realizan este ajuste en forma instantáne­a (para un docente es prácticame­nte imposible por la heterogene­idad en los aprendizaj­es de sus estudiante­s).

En definitiva, como comentamos al inicio, es indiscutib­le la relevancia de la tecnología para el logro de mejores aprendizaj­es pero no cualquier tecnología ni tampoco cualquier uso.

El rol del docente será fundamenta­l en esta cuestión así como comprender que las redes sociales y la innovación que suponen han creado y seguirán creando nuevos entornos de aprendizaj­e. De allí la importanci­a de evaluar las decisiones de política educativa con evidencia rigurosa. No todo es igual en educación y tecnología. Un análisis serio es crucial para un sistema como el argentino de baja calidad educativa y de enorme inequidad. ■

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