La pasión por el hockey los llevó a defender los colores argentinos con 70 años... y más
Miguel Scally, que tiene 79 años, jugó junto a compañeros que, en algunos casos, hasta fueron olímpicos.
La práctica del deporte es cada vez más inclusiva. Hombres y mujeres, blancos y negros, poderosos y humildes. Todos juegan contra todos desde hace tiempo.
¿Pero qué ocurre con la edad? Los años tienen un gran peso sobre las personas y en aquella curva de la vida en la que uno se encontraba en la cúspide, de repente comienza el descen- so. Ya no se corre tan rápido, ya no se salta tan alto, ya no se resiste tanto tiempo. Y la flexibilidad disminuye.
Sin embargo, para un grupo de viejitos piolas argentinos eso no supone un problema. Ligados todos al mundo del hockey sobre césped desde siempre, crearon en 2017 una asociación para poder disputar torneos internacionales de veteranos. Esto llevó a la creación de selecciones nacionales con jugadores desde los 40 hasta los... ¡70 años! Y los más grandes llegaron a jugar en junio el Mundial de la categoría en el Real Club de Polo de Barcelona.
‘’Si bien jugamos en +70, 11 de los 18 que fuimos al Mundial tuvimos edad para +75”, le relata a Clarín el ar- quero Manuel Mansilla (76 años). Además explica: ‘’El más grande del equipo, Miguel Scally, tenía 79’’.
Luego, quien llegó a defender el arco de Quilmes “cuando suspendieron al arquero titular con 99 años por una indisciplina” cuenta que ‘’el 80 por ciento del plantel jugó alguna vez en la Selección argentina e incluso en los Juegos Olímpicos, pero también hay quienes fueron técnicos y dirigentes tanto del ámbito local como internacional. Acá hubo historia’’.
El plantel estuvo integrado además por Jorge Casabona (76 años), Ricardo Berthold (72), Eduardo Guelfand (71), Guillermo Hourquebie (70), Mario Elizondo (71), José Guasconi (76), Carlos Badano (75), Jorge Ivorra (75), Oscar Saporiti (76), Juan Evangelista (76), Narciso Fernández (74), Miguel MacCormick (72), Osvaldo Monti (72), Norberto Deya (73), José Sirgo (74) y Jorge Tanuscio (71).
Un dato curioso fueron los dorsales de los jugadores. “Como éramos todos mayores de 70, el primer número fue justamente ese, que fue el mío’’, argumenta. ‘’Pero tres compañeros eligieron el dorsal debido a que coincidía con su edad, aunque a otros les adjudicamos los números guiándonos por la quiniela. Es por esto que el más serio de nosotros tuvo la 75, que es el payaso”, dice.
Lejos de elegir la vida tranquila, ellos se convirtieron también en un ejemplo de que cualquiera puede hacer deporte a cualquier edad. Sin importar los años. ■