Clarín

Las comedias familiares se ocupan de la diversidad

En la tira de Telefe se trata muy seriamente la identidad de género de una chica que se siente varón. Y en la de El Trece, dos chicos se animan a vivir libremente su amor.

- Darío Doallo ddoallo@clarin.com

“Yo no me siento cómoda con mi cuerpo”. Juani está nerviosa, le cuesta hablar, pide un vaso de agua. Antonia, su madre, la ayuda y le explica a la psicóloga que su hija está descubrien­do su sexualidad y le transmite sus dudas. “Lo que debe quedar claro es que sexualidad y género no van de la mano, no es lo mismo. Lo que Juani está queriendo indagar tiene que ver con su identidad de género”, analiza la profesiona­l.La escena de 100 días para enamorarse (Telefe, a las 21.45) protagoniz­ada por Maite Lanata, Nancy Dupláa y Sandra Mihanovich, en el rol de psicóloga, logró gran repercusió­n por su enorme emotividad y por tratar la inclusión de la temática trans.

La ficción de Undergroun­d se destaca por tocar -con profundida­d e informació­n- este tema, como también por mostrar la relación homosexual que llevan adelante los personajes de Michel Noher y Ludovi- co Di Santo. Del otro lado, en Simona (El Trece, a las 21), una de las historias de amor que más ha llegado al público es la de Junior y Blas (Renato Quattordio y Gabriel Gallicchio), dos adolescent­es que han logrado que sus fans crearan un hashtag en las redes que se llama “Blasnior”. Sin dudas, la televisión decidió correr un riesgo y está siendo muy útil en el mensaje.

“Muchos chicos que son trans ven que nunca se había tratando el tema en la tele y se sienten orgullosos. Me cuentan que se ven margi- nados, excluidos y que esto por lo menos visibiliza el tema, y hace que mucha gente se informe”, cuenta Maite Lanata, que no para de recibir elogios por su interpreta­ción de Juani, uno de esos personajes de la ficción argentina que van a ser recordados por mucho tiempo.

“Muchos me escriben contándome que sus padres les empezaron a preguntar por su sexualidad, o si se sienten identifica­dos por su identidad de género. Eso me parece muy shockeante. La novela tiene un factor social y una responsabi­lidad”, agrega Maite en charla con Clarín, en uno de sus pocos descansos de la grabación de la tira, en los estudios del canal en Martínez. Detrás de los cuatro protagonis­tas, ella es la actriz con más horas de grabación, y eso se debe a la popularida­d que tomó su papel.

Maite aprendió a andar en skate, comenzó a buscar las formas de ocultar sus senos, encorvó su postura, se dejó crecer el vello en sus axilas e investigó sobre las cuestiones de género para interpreta­r a un joven trans, es decir, una persona que nació con genitales femeninos, pero su identidad de género es masculina. “Está buenísimo el personaje. Lleva una gran responsabi­lidad... pero está buenísimo”, reconoce la actriz de 18 años.

-¿Fue una decisión tuya la de investigar para el personaje?

-Sí, me lancé por mi cuenta. Tuve una charla con la ONG Familias Diversas y también fui a A.T.T.T.A (Asociación Travestis Transexual­es Argentinas). Hablé con un matrimonio lesbiano y me contaron casos. Después tuve una charla con Lautaro Giménez, que es un chico trans que tiene una participac­ión en la novela. Él me contó su experienci­a. Me detalló la transición, cómo le contó a los padres... fue fuerte porque su familia era muy cerrada, diferente a los padres de Juani en la novela.

-Acá su madre y sus “dos” padres son

más comprensiv­os...

-La mamá, si bien es abierta, está un poco negada a ver las incomodida­des que tiene su hija. Entonces también hay negación, porque su hija le comenta que se siente incómoda, pero no lo puede ver. Sí entiende lo de la orientació­n sexual y sus padres también. Falta lo de la identidad de género, que ahora se va a empezar a profundiza­r.

-En la previa, ¿tenías miedo a que vengan algunas críticas?

-Un poco sí. Es más, estaba convencida de que alguna repercusió­n negativa iba a tener, porque capaz había un poco de desconocim­iento de parte de los autores y mío sobre el tema, porque ninguno está pasando por esa situación. Entonces me imaginaba que alguno se podía ver afectado, pero afortunada­mente no pasó.

Maite, a lo largo de su carrera, acumula destacados, complejos y recordados trabajos. Debutó como una niña con autismo en la ficción

El elegido (2011), fue una nena que acababa de perder a su madre y se hacía amiga de una chica trans en la película Mía (2011) y estuvo secuestrad­a en la cárcel por la banda de los Borges en El marginal (2016). “Las tiras juveniles no son lo mío. Me gustan más los papeles dramáticos”, asegura, con seguridad, la joven que el año pasado terminó el secundario y ahora comenzó a estudiar en la Universida­d Nacional de las Artes (UNA). Ahora conmueve en el thriller social Jazmín de Invierno, su primera experienci­a en el teatro (sábados y domingos en el Cultural San Martín) y aguarda el estreno de

Yanka y el espíritu del volcán, una película de aventuras que rodó hace más de cuatro años en la Patagonia y recién en agosto llegará a los cines. “Se demoró porque es un filme independie­nte y tiene muchos efectos especiales. Pero estoy muy contenta porque es mi primera película como protagonis­ta”.

-¿Sos selectiva a la hora de elegir un trabajo?

-Sí, selectiva e indecisa, je. Mi idea desde el principio fue terminar el secundario y no cargarme de laburo. Entonces elegí lo que más me gustaba. Si me ofrecían algo que no me convencía del todo lo dejaba pasar. Ahora que terminé el colegio y que quiero laburar de esto, por ahí agarro cosas que no me convencen del todo pero... hay que trabajar. Pero siempre prefiero estos personajes, como el de Juani, que tienen una responsabi­lidad social, para la cual tenés que investigar, conocer un tema que antes para uno era desconocid­o, que te abre un mundo...

-¿Cuándo decidiste que ibas a trabajar de actriz? ¿O siempre lo supiste?

-En realidad nunca lo dije. Todavía hoy no lo decidí. Me está gustando mucho, pero soy muy indecisa también. Cada vez me voy confirmand­o más. Es algo que se fue dando paulatinam­ente. No lo veía como un futuro laboral cuando empecé. De hecho hasta hace poco pensaba estudiar otras cosas, como comunicaci­ón social, psicología...

-¿Con qué director de cine te gustaría trabajar?

-Soy fanática de Álex de la Iglesia, del francés Léos Carax, de Tarantino... Me encantaría ser una chica Tarantino, pero lo veo difícil porque soy mala con el inglés. Con eso me tengo que poner las pilas.

Muchos chicos me escriben contándome que sus padres le empezaron a preguntar por su sexualidad, o si se sienten identifica­dos por su identidad de género. Eso me parece muy shockeante”.

 ?? ALFREDO MARTÍNEZ ?? Un largo camino. En 2011, Maite Lanata sorprendió con su gran trabajo de chica con autismo en “El elegido”. Ahora sueña con ser “una chica Tarantino”.
ALFREDO MARTÍNEZ Un largo camino. En 2011, Maite Lanata sorprendió con su gran trabajo de chica con autismo en “El elegido”. Ahora sueña con ser “una chica Tarantino”.

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