Clarín

Macri quiere ir por los “desencanta­dos” y el acuerdo “uno a uno”

Plan. Evita un pacto con el PJ. Cree que la clave del debate por el aborto es “el derecho de las mujeres”.

- Ignacio Miri imiri@clarin.com

Mauricio Macri mantiene la rutina de llamar por teléfono o visitar a tres votantes de Cambiemos cada semana. En la jerga interna del Gobierno los llaman los encuentros “mano a mano” del Presidente y su mecánica no se modificó demasiado desde diciembre de 2015, salvo por un detalle: ahora Macri también golpea las puertas de simpatizan­tes “desencanta­dos” con su gestión. Es una muestra de la manera en que el Presidente se ve a sí mismo. Macri se considera un dirigente distinto al resto de la clase política, un hombre convencido de que la única posibilida­d que tiene de escapar de la tormenta política en que quedó enredado desde la crisis financiera desatada el 24 de abril es recuperar la confianza de los argentinos que alguna vez lo apoyaron y no apostar a los acuerdos maximalist­as con otros miembros del círculo rojo de la política.

“Ahora volvieron con lo del pacto de Menem con Alfonsín, y qué se yo. El tema es que ese pacto fue bastante perjudicia­l para el país y, además, aunque quisiera, yo no tengo ni un Menem ni un Alfonsín enfrente. El peronismo está completame­nte dividido. ¿Con quién quieren que arregle?”, suele repetir el Presidente cuan- do lo consultan sobre la posibilida­d de entenderse en forma sostenida y amplia con la oposición no kirchneris­ta. “Por eso es que tenemos que hablar con todos los gobernador­es, pero de a uno, por el Presupuest­o”, explicó el Presidente esta semana en la Casa Rosada.

Macri conoce muy bien las ventajas que le proporcion­aría a su gestión tener enfrente una oposición que comparta sin apóstrofes, agregados ni limitacion­es su idea de que fortalecer la economía de mercado es el único camino para conseguir la prosperida­d de la Argentina. El Presidente admite que es muy difícil que algún inversor nuevo llegue al país hoy si estima que el sucesor de Macri en 2019 puede ser Cristina Kirchner o alguna de sus reencarnac­iones. “Yo quise darle espacio al peronismo dialogando con algunos gobernador­es o llevándolo­s a los viajes internacio­nales, por ejemplo. Lo hice durante mucho tiempo y lo sigo haciendo, pero ellos después hablan y dicen cosas que los acercan a Cristina”, se queja Macri, poco atento a que una de las caracterís­ticas que define a cualquier opositor es la necesidad de diferencia­rse del Gobierno.

A pesar de las turbulenci­as de los últimos meses y de la caída de la imagen del Presidente, Marcos Peña -el encargado de encaminar las estrategia­s políticas del Gobierno- sigue convencido de que el escenario que des- cribe su jefe lleva a la reelección de Macri. Incluso, sostiene que Cambiemos, salvo que se desate una catástrofe en la economía, puede ganar en primera vuelta. “El peronismo, pero sobre todo el votante del peronismo, no va a poder unificarse. Hay casi un tercio de los argentinos que quiere votar a Cristina o a alguien muy parecido a ella”, dijo Peña en un almuerzo en su despacho. Ese optimismo no sólo está basado en las encuestas que recibe cada mes, dicen los que lo conocen bien, sino también en el libro que tiene el jefe de Gabinete en su mesa de luz. Se lo regaló uno de sus hermanos, se llama “It’s Better than it Looks. Reasons for Optimism in an Age of Fear (Es mejor de lo que parece. Razones para el optimismo en una era de miedo)” y lo publicó este año Gregg Easterbroo­k, un ensayista estadounid­ense que divide su producción intelectua­l entre el análisis de las tendencias de cambio en la sociedad y el seguimient­o de la liga de fútbol americano.

En el texto que está leyendo Peña, Gregg Easterbroo­k destaca una paradoja que recorre el mundo: ciudadanos que votan por cambios radicales (el triunfo de Trump en EE.UU., el referéndum por el Brexit en el Reino Unido) en momentos de prosperida­d desconocid­os en la historia de sus países. Peña lo pone como un ejemplo del cambio en la relación de la sociedad con la política que se aceleró en los últimos años a nivel global.

Macri tiene un ejemplo más a mano para hablar de eso mismo, y cita el debate por la legalizaci­ón del aborto en el Congreso. “Esto es una discusión sobre los derechos de las mujeres a decidir. Es un debate sobre ese derecho individual y no sólo sobre una cuestión de salud. El tema cen- tral son los derechos de las mujeres”, sostiene por estos días el Presidente en conversaci­ones privadas. Es una posición que lo enfrenta a buena parte de sus funcionari­os más cercanos, pero Macri advierte que no se moverá un milímetro de su plan de dejar en libertad de acción a los legislador­es oficialist­as. ■

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Presidente Mauricio Macri

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