Clarín

Poder e inmunidad de los sospechoso­s iraníes en la causa AMIA

- Natasha Niebieskik­wiat natashan@clarin.com

Esta semana se cumplen veinticuat­ro años del atentado terrorista a la AMIA. Y los hechos se muestran adversos para la Argentina. Sin que se haya cerrado el capítulo de la conexión local aún, poder e inmunidad son dos factores indiscutib­les que les permite moverse por el mundo a los iraníes acusados por la justicia argentina de ser autores intelectua­les del atentado, que el 18 de julio de 1994 dejó 85 muertos. Pero además, cuestiones de geopolític­a demuestran lo "pequeño" que puede terminar siendo el reclamo argentino cuando los acusados son jugadores en grandes ligas.

El ejemplo más cercano y elocuente es lo ocurrido la semana pasada con Alí Akbar Velayati, quien estuvo en Rusia, se reunió con el presidente Vladimir Putin y salió de Moscú frente a la mirada impotente de la justicia y la diplomacia argentina. Velayati era canciller al momento del atentado a la mutual judía. Y es uno de los persas buscados por aquél ataque. Por pedido de la Unidad FiscalAMIA, el juez de la causa, Rodolfo Canicoba Corral reclamó a su contrapart­e rusa su detención preventiva con fines de extradició­n. Y ante las versiones de que viajaba a China -increíblem­ente nunca confirmada­s- se hizo lo mismo ante Beijing. Velayati es hoy uno de los máximos consejeros del líder supremo iraní, Ali Khamenei. Sigue siendo un hombre fuerte. El y Moshen Rezae -otro acusadofue­ron candidatos a presidente. Suelen viajar al exterior con pasaportes con inmunidade­s.

Fuentes judiciales empapadas con la causa AMIA reconocen ahora las inmensas limitacion­es para interrogar a los acusados por el atentado, pero señalaron que es la única y hay que seguir insistiend­o si se tiene en cuenta la negativa de Teherán a entregarlo­s.

En su momento, Interpol negó imponer alertas rojas sobre Velayati, sobre el ex presidente iraní en 1994 Alí Rafsanjani, y sobre el embajador de Iran en la Argentina Hadi Soleimanpo­ur. El único recurso argentino con ellos es pedir la extradició­n. A veces,como con China no hay tratados bilaterale­s.

La semana pasada, la diplomacia argentina quedó expuesta porque fue la prensa la que alertó que Velayati estaría a sus anchas en Moscú reunido con Putin para hablar del acuerdo nuclear con las potencias occidental­es que ha caído en camino incierto después de haber sido firmado por Barack Obama pero rechazado por Donald Trump.

Rusia y Argentina tienen un tratado de extradició­n firmado en 2014, que entró en vigencia en marzo pasado. Los rusos lo olvidaron. Versiones en la prensa indican que Argentina evalúa una protesta, pero habría que evaluar tambén su convenienc­ia. En 2016 Velayati estuvo en Singapur y Malasia. Se pidió por él y nada.

Con los que tienen sobre sus cabezas alertas rojas vale recordar que el ministro de Defensa, Hasan Vahidi viajó a la Venezuela de Hugo Chávez, y la Bolivia de Evo Morales. Salieron después de la polémica sin ser detenidos por la policía internacio­nal. Cuando Mohsen Rabbani intentó viajar a Colombia se cometió el error de pedir que no lo dejaran entrar. Lo ideal, dicen en la Justicia, era dejarlo entrar y pedir ahí su detención. Rabbani se esfumó.

Otra curiosidad es la bilateral de Putin con el premier israelí Benjamín Netanyahu el jueves 12, un día antes de la que mantuvo con Velayati. Netayahu quiere que el ruso logre la salida iraní de Siria, y sobre todo de la milicia de Hezbollah de sus fronteras. La seguidilla fue más que elocuente y están "enganchada­s". Este lunes Putin se verá con Donald Trump. Argentina lo mira de afuera. ■

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FOTO AP Velayati. Pese a los pedidos de detención, el iraní sigue libre.

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