La kriptonita del aborto, las lágrimas de Cristina y el viejo método peronista
Con la mira en 2019. Macri, en alerta por el presupuesto. El PJ repite fórmula para pelear el poder.
El Gobierno le teme a la kriptonita del aborto
¿Hay vida después del aborto? La pregunta señala las lecciones que sacan oficialismo y oposición de un debate que nunca estuvo en los papeles de nadie pero que atraviesa la agenda del final del mandato de Mauricio Macri. El principal activo de Cambiemos ha sido, para el éxito de sus travesías, tener un jefe y un programa indiscutidos. La decisión de habilitar el debate del aborto despertó disidencias en la fuerza oficialista, que Macri resuelve con un dietario liberal: que todos opinen con libertad de conciencia.
Suena simpático si fuera un ejercicio académico. Pero puede poner en peligro el liderazgo y la unidad del programa, porque en un sistema político caciquil como el que rige en la Argentina, lo que dice el jefe genera autoridad. Ya es frágil la autoridad en una coalición transgénica como es Cambiemos. Por eso la principal preocupación hoy de Olivos es evitar que el secesionismo interno, motivado en el debate abortista, le quite oxígeno al Gobierno en el tratamiento de la crisis económica. Es decir, que el debate de un acuerdo con la oposición parta un Presupuesto que contenga el programa acordado con el FMI.
El espejo de Juliano el Apóstata
Negar la autoridad es lo que buscan los adversarios del Gobierno, después de dos años y medio en los que una fuerza que es primera minoría ha conseguido resultados de mayoría. Algún mecanismo habrá funcionado, y es la conciencia del objetivo de sostener las diferencias ante los opositores, y admitir que hay una autoridad indiscutible. La libertad de conciencia puede ser la kriptonita, usada para salir de un problema en el cual el Gobierno cayó para prevenirse de males mayores.
El esfuerzo del Gobierno es en estas horas impedir que las disidencias se trasladen a otras frecuencias de la política, como la unidad de los bloques legislativos o el armado de candidaturas para el 2019. El empeño de la oposición es promover kriptonita para todos. La libertad de conciencia es un dictamen que encanta en los papeles, pero es un camino de cornisa en la política. Juliano el Apóstata, que gobernó el Imperio Romano en el siglo IV°, despachó sus crisis llamando a los prelados divididos de la iglesia a que resolviesen las disensiones civiles, y que cada cual sirviese a su religión sin impedimento ni temor.
Mauricio, que no es apóstata porque no se le conoce profesión de fe militante en su biografía, logró que Horacio Rodríguez Larreta siguiese esa indicación, y consagrase a su persona, su gestión y la ciudad que gobierna, al Sagrado Corazón de Jesús. Había hecho algo parecido Juan Carlos Onganía en 1969 cuando consagró la Argentina a la Virgen en todas sus devociones locales. No se recuerda tamaño extremo clerical. Se puso en la vereda de enfrente de promotores activos del proyecto. ¿Se vuelve atrás cuando se toman posiciones desde la libertad de conciencia?
El aborto parece mudar de golondrina de un solo verano a ser un cisne negro. Lo habilitó Macri en febrero para evitar una derrota legislativa. Ya asumió que entró en un problema peor que el quería evitar. Quienes lo rodeaban creían que ganaba el No. Con los días vio que Sí no estaba tan mal para sus objetivos de ahuyentar al cisne negro. Como dice Montaigne de Juliano, el Apostata, es de los gobernantes que, tras no haber podido lo que querían, han fingido querer lo que podían.
Se abre camino el veto parcial
Más modesta, María Eugenia Vidal escuchó, también el 9 de Julio, al escribiente del papa Francisco, Víctor Fernández, llamar al veto de una eventual ley de despenalización del aborto. De paso, se sacó una selfie con pañuelo celeste. Allí quedó, pero habilitó un nuevo curso de acción: el Gobierno cree que hay un empate en el Senado, que el debate en las comisiones languidecerá en estas dos semanas de casi receso legislativo, y que al final la cámara puede aprobar la ley que mandó Diputados. En ese caso podrá haber un veto, aunque parcial, para habilitar la objeción de conciencia institucional que piden las clínicas de origen confesional para negarse a proceder a abortos. También puede haber un veto parcial a la cláusula que obliga al Estado a pagar por las intervenciones. Esta objeción se les atribuye a los senadores de Córdoba por el tamaño del distrito, el segundo más poblado del país, y que puede aumentar el gasto público. Algo así como rechazar el aborto porque es muy caro.
La referencia de Juliano el Apóstata viene a cuento por el ensayo que le dedicó el ensayista Michel de Montaigne cuando discurre, precisamente, sobre la libertad de conciencia. Según este autor renacentista (1533-1592), Juliano propuso la libertad de conciencia en temas religiosos creyendo que “aquella licencia aumentaría las diferencias e intrigas de la división, e impediría por consiguiente al pueblo unirse y fortalecerse contra él”. Montaigne concluye que “dar rienda suelta a las facciones para alimentar sus ideas es extender y sembrar la división, es casi ayudarlos a aumentarla, al no haber barrera ni prohibición alguna de las leyes que frene o estorbe su carrera (”De la libertad de conciencia”, 1580).
Empate sobre intervención al PJ
La Cámara Nacional Electoral se fue de feria sin dictar el fallo sobre la intervención del PJ. Los tantos quedaron empatados en la forma de hacer caer la decisión de María Servini. Los dos magistrados que integran ese tribunal entienden que hay argumentos para desandar la decisión que le quitó la llave del principal partido de oposición a Cristina de Kirchner, y se la dio a sus contradictores en cabeza de Luis Barrionuevo. Este dirigente sindical tiene referencias en todas las tribus anticristinistas, del massismo al delasotismo, pasando por fracciones de entidad menor. Se le atribuye al juez Alberto Dalla Vía una ponencia que consiste en un aval a la intervención, pero entregando el partido a una comisión de dirigentes más variada. El otro integrante, Santiago Corcuera, está identificado con la idea de hacer caer la intervención, y avanzar en una normalización reglamentaria.
El tribunal tiene una tradición de fallar por unanimidad en estas causas, un mérito y una necesidad, por la naturaleza política de las materias que trata ese fuero, cargadas de inmaterialidad. Falta designar una vacante, que podría ayudar al desempate y en alguna causa se llamó a un magistrado de otro tribunal a desempatar. Pero los dos magistrados intentan mantener la fuerza de la unanimidad como un resguardo a su independencia. Pesa sobre esta situación un dictamen de sentido común: lo que la política no arregla, no lo arregla la ley, que siempre cumple en este terreno un sol subsidiario.
Cristinismo promete no romper
A la espera de alguna salida que se conocerá después de la feria judicial, los protagonistas navegan sin luces. Barrionuevo se ha cuidado de no dictar medidas como interventor que podrían enredarlo en más entuertos, como intervenir