Barenboim, duro contra la ley de nacionalidad en Israel: “apartheid”
Condena. El músico escribió “me avergüenzo de ser israelí”, en un artículo en el cual dijo que la norma convierte a los árabes israelíes en ciudadanos de segunda.
El pianista y director de orquesta argentino israelí Daniel Barenboim consideró que la nueva ley que define a Israel como un Estado judío instaura en la práctica una forma de “apartheid” y se mostró por eso avergonzado por tener la nacionalidad israelí.
“Ahora tenemos una ley que confirma la condición de la población árabe como ciudadanos de segunda clase. Por consiguiente, se trata de una forma muy evidente de apartheid”, escribió el músico de 75 años en un artículo publicado ayer por varios diarios alrededor del mundo.
“No creo que el pueblo judío haya vivido 20 siglos, la mayor parte de ellos sufriendo persecución y soportando crueldades sin fin, para ahora convertirse en el opresor que somete a los demás a sus crueldades”, criticó.
“Precisamente esto es lo que hace la nueva ley. Por eso, hoy me avergüenzo de ser israelí”, concluyó Barenboim, que además de la argentina, también tiene las nacionalidades, española y palesti- na y reside en Alemania.
El Parlamento israelí aprobó días atrás una controvertida ley que define al país como patria de los judíos y degrada el árabe, que deja de ser una lengua oficial. Los analistas señalaron que la legislación acaba con la igualdad que imponía la Declaración de Independencia de 1948, un documento que el músico afirma que “nos enseñó a los judíos a ser israelíes”.
La ley también reafirma el estatus de Jerusalén como capital de Israel y dice que “únicamente los judíos tienen derecho a ejercer la autodeterminación nacional en el Estado de Israel”. Barenboim, impulsor de numerosas iniciativas para promover el entendimiento como única solución al conflicto en Cercano Oriente, recordó que los fundadores de Israel se comprometieron a “procurar la paz y las buenas relaciones con todos los países y pueblos vecinos”. “¿Tiene sentido la propia independencia a costa de los derechos fundamentales del otro?”, se preguntó en el artículo. “¿Puede el pueblo judío, cuya historia es una crónica de sufrimiento continuo y persecución implacable, consentir la indiferencia hacia los derechos y el padecimiento de un pueblo vecino?”, ■