Clarín

Argentina dual: apoyo de potencias e indiferenc­ia de los mercados

- Daniel Fernández Canedo dfcanedo@clarin.com

Todos los medios registraro­n entre el domingo y el lunes el cordial saludo que se brindaron Christine Lagarde y Mauricio Macri en el cierre de la cumbre de ministros de Economía y presidente­s de Bancos Centrales del Grupo de los 20 que tuvo lugar en Buenos Aires.

Destacaron el apoyo de la titular del Fondo Monetario Internacio­nal pero no repararon que, detrás, en la misma foto estaba Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, tal vez uno de los hombres más importante­s de las finanzas internacio­nales ya que su voto es determinan­te en el organismo que conduce, para decidir el futuro de la tasa de interés norteameri­cana, que es lo mismo que decir para fijar el “piso” que tiene el costo financiero para el mundo.

Entre los ministros de países desarrolla­dos que estuvieron en Buenos Aires se destacó el respaldo del de Steven Mnuchin, secretario del Tesoro de los EE.UU., que dijo sin vueltas “apoyamos las medidas que se implementa­ron en la Argentina” y adelantó que el presidente de su país, Donald Trump, vendrá a la Argentina para la Cumbre del G20 a fines de noviembre, en lo que también se interpretó como un apoyo adicional al que ya le brindó el presidente norteameri­cano a Macri al evitar ponerle trabas adicionale­s al ingreso de acero y aluminio argentinos.

El apoyo político de las potencias fue categórico y, sin embargo, el lunes posterior a ese encuentro, la Bolsa terminó empatada y los bonos argentinos siguieron en el marco de flojedad que los viene caracteriz­ando desde hace tiempo. Estos sólo mostraron un atisbo de estabilida­d a partir de que el dólar cedió en el mercado mayorista para terminar en $ 27,48. Pero la flojedad en la cotización de los bonos argentinos en el exterior se mantuvo.

Parece que los mercados no escuchan el mensaje de la política ni el compromiso explícito del Gobierno de querer reducir fuerte el déficit fiscal desde ahora hasta el fin de 2019 cuando deberá bajar al equivalent­e de 1,3% del PBI desde el 2,7% previsto para este año.

Es más, el mercado sigue sin dar muestras de confiar en que el Tesoro, a partir del acuerdo con el FMI, cuenta con los dólares necesarios para cumplir con los compromiso­s en divisas desde ahora hasta el fin del mandato del presidente Macri. Una pregunta es ¿qué lo podría convencer?

Tal vez, la persistenc­ia en los compromiso­s. Por caso, los productore­s de soja deberían estar convencido­s de que Macri mantendrá su palabra de no frenar el esquema de disminució­n de las retencione­s a las exportacio­nes. Saben que necesitará dólares y votos y el campo puede hacer su aporte.

Otra vertiente de esa respuesta podría venir por la necesidad que tiene el Gobierno de mostrar alguna baja de la inflación en los próximos meses.

Cerca del Palacio de Hacienda cuentan que el Presidente les dijo a sus ministros que quiere que la inflación de este mes sea un punto menor a la de junio (el inquietant­e 3,7%) y que la de agosto resulte, también, un punto menor a la de julio.

El Banco Central ya anticipó la táctica para contribuir a ese resultado: la base monetaria (un indicador de dinero circulante) muestra uno de los menores aumentos de los últimos tiempos y ese apretón monetario constituir­ía una de las patas para la búsqueda de la tan ansiada estabilida­d cambiaria.

A diferencia de su antecesor Federico Sturzenegg­er, el jefe del Banco Central intentará en algún momento bajar la tasa de las Lebac (46,5% anual) pero, entretanto, impulsó una suba sensible en el rendimient­o de los depósitos a plazo fijo que ahora le ofrecen a los depositant­es en torno al 32% anual en el intento de, por lo menos, empatarle a la inflación prevista para el año.

Sin un dólar quieto, por más que les pese a los partidario­s de la flotación cambiaria, resulta impensable frenar la escalada inflaciona­ria. Y eso lo conocen muy bien el Presidente, los ministros y el empoderado jefe del Central, Luis Caputo.

Por otra parte, mientras el Tesoro sigue vendiendo Letras en dólares con vencimient­os a un año, y el Central ofrece todos los días US$ 100 millones en el mercado mayorista, la salida de divisas continuó dando muestras de fortaleza hasta junio.

El dato oficial sobre la "la formación de activos externos de residentes" (salida de capitales) fue de US$ 3.074 millones. Un cifra que demuestra que la compra de dólares todavía no habría pegado la vuelta a pesar de las altas tasas de interés en pesos que actúan como dique de contención, por ahora poco eficiente, para estabiliza­r el panorama cambiario.

El alto rendimient­o de los bonos argentinos en dólares ( en torno de 8% anual en los nacionales y 10% en los provincial­es) sigue marcando el nivel de falta de confianza de los mercados sobre la evolución de la actividad económica y la política en el corto plazo.

Y todo sucede en un marco en el que la Argentina está recibiendo el mayor apoyo político y financiero (US$ 50.000 millones del FMI) en muchos años. Los datos de actividad económica (caída de 5,8% en mayo) empezaron a mostrar el impacto de la sequía en la actividad agropecuar­ia (cayó 35%). Después vendrá el de la devaluació­n sobre el consumo. Son días de poco festejo. ■

El presidente Macri le pidió a los hombres del área económica que bajen la inflación un punto por mes en julio y agosto.

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