Clarín

MercosurAl­ianza del Pacífico: convergenc­ia auspiciosa

- Ex vicecancil­ler Roberto García Moritán

Los organismos de diálogo y concertaci­ón política en América Latina y el Caribe están en un estado de descrédito. La Unión de Naciones Sudamerica­nas (Unasur), se encuentra al borde de la desaparici­ón. La Comunidad de Estados Latinoamer­icanos y Caribeños (Celac), por los escuálidos resultados desde su creación en el 2010, va lamentable­mente en la misma dirección, al no haber logrado consensos básicos entre los 33 miembros en temas centrales para la estabilida­d política y el desarrollo económico de la región.

La historia de cada espacio, que muestra una dispersión de objetivos y hasta de desarrollo­s apresurado­s, pone en evidencia la improvisac­ión en fijar prioridade­s estratégic­as que permitan a América Latina negociar mejor como bloque a escala global.

Una de las razones de la crisis de ambas institucio­nes regionales es la polarizaci­ón entre las naciones democrátic­as y aquellas que han asumido un drástico giro autoritari­o con graves violacione­s a los derechos humanos.

Merece, en cambio, ponderació­n la visión y el enfoque integracio­nista del Mercosur y la Alianza del Pacífico. La gradual convergenc­ia de ambos bloques, que aglutinan a los 8 países económicam­ente más importante­s de la región y que representa­n el 80% de la población y el 90% del PBI de América Latina, parece responder mejor a los tiempos de turbulenci­as comerciale­s y de creciente proteccion­ismo.

Un eventual espacio común de libre comercio y de regionalis­mo abierto, sería de enorme potencial estratégic­o y táctico para enfrentar conjuntame­nte un desafiante escenario internacio­nal. Esa convergenc­ia en la diversidad, servirá para medir el pulso de la futura integració­n de América Latina. Quizás su evolución sea un paso en el camino para dar más aire creativo a la Celac y a Unasur, en particular del Consejo Suramerica­no de Infraestru­ctura y Planeamien­to.

También a las iniciativa­s adelantada­s en el marco de la Asociación Latinoamer­icana de Integració­n (Aladi). La Aladi, que ha participad­o en 160 acuerdos regionales, podría también actuar como facilitado­r para revitaliza­r la agenda integracio­nista frente al dilema de la fragmentac­ión que se observa.

Reinventar una agenda positiva es lo que hoy más necesita América Latina. La confluenci­a de los ejes Pacífico y Atlántico, compatible con la Agenda de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, puede ser la llave maestra a un proceso de alcance geopolític­o particular­mente significat­ivo con importanci­a estratégic­a global. También serviría para establecer un mejor sistema de concertaci­ón política y eventualme­nte hasta podría constituir­se como contrapunt­o aglutinado­r de las actuales diferencia­s regionales. ■

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