Tragedia del Delta: un informe dice que al piloto del avión le faltaba experiencia
El mal clima lo obligó a guiarse por los “instrumentos”. Sólo tenía 17 horas de vuelo en esas condiciones.
A un año del accidente en el Delta del avión Mitsubishi matrícula LV-MCV, que cayó el 24 de julio de 2017 en un pantano provocando la muerte de sus tres ocupantes, se difundió un infor- me de la Junta de Investigación de Accidentes de Aviación Civil (Jiaac) que dio el resultado de la investigación sobre el siniestro, el que titula “pérdida de control en vuelo”.
El Mitsubishi MU-2B-26A había despegado a las 17.24 del 24 de julio del Aeropuerto Internacional de San Fernando con destino a Las Lomitas, Formosa. Se trata de una aeronave de ala alta, bimotor, turbohélice y cabina presurizada, fabricada entre las décadas de 1960 y 1980.
Pasados cerca los 6 minutos de vuelo, se perdió el contacto con el avión. El último contacto radar mostraba a la aeronave en vuelo recto y nivelado. Fue hallada el 19 de agosto a las 20.38 en la confluencia de los ríos Barca Grande y Paraná Guazú, luego de casi un mes de misterio.
En el bimotor turbohélice viajaban Ronzano, de 31 años; su copiloto Facundo Vega, de 25; y Matías Aristi, de 37, hijo del dueño de la empresa Aibal SA, propietaria del avión.
El impacto de la aeronave provocó un cráter de aproximadamente 12 por 6 metros. Los restos y daños observados en el follaje en el lugar sugieren que el LV-MCV impactó contra el terreno con un ángulo de 80°, casi perpendicular al terreno y a alta velocidad. La fuerza de este choque provocó la destrucción del avión y la muerte instantánea de los ocupantes.
“Las circunstancias y condiciones presentes en el accidente sugieren una situación de elevada carga de trabajo en la cabina de vuelo debido a las condiciones operativas prevalecientes, con potencial de ocasionar la pérdida de control en vuelo”, sostiene una de las conclusiones.
El informe hace señalamientos de diversos factores que operaron en simultáneo para llegar al accidente: que el piloto contaba con pocas horas de vuelo instrumental (17,2) en el marco de un clima de capas nubosas; de un mal funcionamiento del “transponder”, es decir del dispositivo que transmite la señal del avión y en un contexto donde los radares principales no detectaron a la aeronave a pesar de esto o lo hicieron en una forma parcial, lo que llevó a una confusión en los diálogos entre el piloto y los operadores.
Esto llevó a un contexto de operación “compleja” por las simultaneidad de las tareas en la cabina del piloto que llevaron a la “pérdida en control de vuelo” y en un avión de características difíciles, que posee un historial de 4,2 acciones (accidentes) por año a nivel mundial desde finales de los año sesenta. ■